Ayuso y la Ciencia
Una reflexión sobre la cultura de la muerte imperante en la sociedad actual y la posición de los políticos en cuyas manos está pararla
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La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida tacha de "ideológica y acientífica" la Ley del Aborto del 2010 que ha avalado el Constitucional. “Es triste ver cómo un Tribunal Constitucional se ha apañado para avalar una ley injusta, ideológica y contra la ciencia, que le quita la dignidad y el respeto a la vida a ciertos seres humanos por su edad” ha dicho el médico Dr. José Mazuelos, obispo de Canarias, que ha apostillado que "es triste que un TC y unos políticos se dediquen a imponer un darwinismo social al servicio de un capitalismo salvaje y no buscando el bien común”.
El 12 de febrero es el Día de Darwin, y una de las derivas totalitarias ideológicas de sus postulados es precisamente lo que ha dado en denominarse darwinismo social.
Y es que si hay algo que pueda ser calificado de no científico es sin duda la política que tenemos, no la que deberíamos tener. Prácticamente lo único científico que tiene es el recuento de votos, y con lo importante que es, se exige que se haga lo más deprisa posible, atropelladamente, a veces sin demasiado cuidado. En la política actual cada uno echa mano de lo que le interesa, refiriéndose a los parámetros que le dan la razón, manejando cifras a conveniencia, prometiendo cosas que no terminan cumpliendo, etc. etc. etc.
La política es un ámbito fundamentalmente ideológico, inmaterial, gobernado por eso que dicen algunos no existe por no ser susceptible de estudio por métodos físicos, químicos, biológicos, las ideologías…. Escucho con frecuencia que no votamos al mejor, si no al que pensamos que va a ser menos malo. Hace tiempo que muchos decidieron no buscar la base científica de la realidad cotidiana –realmente no da tiempo a describirla- de los discursos, y la decisión de a quién votar suele hacerse por lo que dicen que van a hacer, por afinidades ideológicas, por simpatías, por la impresión que pueden causar los candidatos en los debates –sentimentalismo puro y duro- o por lo que uno cree entender de las reuniones conocidas como tertulias, llevadas a cabo por profesionales que se ganan la vida hablando.
Una posición frente al aborto
Pero desde la biología hay cosas que no son cuestionables: el aborto y el género. Es decir, el aborto, es un acto que tiene como resultado la desaparición de una vida humana por comportar la muerte de un individuo de la especie Homo sapiens, que se origina tras ocurrir el fenómeno biológico conocido como fecundación, a partir del cual existe un cuerpo humano, inicialmente unicelular, distinto al de la mujer que lo abriga en su seno. Del orden de cien mil vienen siendo los individuos de la especie humana que pierden la vida al año en nuestro país a manos de otros, cuando más indefensos se encuentran.
Tan sólo añadir que algunos abortos intencionados realizados en avanzado estado de gestación no acaban con la vida del individuo que lo ha sufrido, algo que ha de llevarse a cabo fuera del vientre de la madre mediante el abandono en una sala, la inyección de alguna sustancia letal, etc. perpetrándose así un infanticidio en toda regla. El único momento en el que parecía se iba a llevar a cabo una cierta marcha atrás en la legalización promotora del aborto en nuestro país y absolutamente coincidente con la gobernanza mundial, el horizonte 2030 y las internacionales abortistas propagadoras de la cultura de la muerte, se decidió que era políticamente más interesante no hacerlo . Al margen de enmiendas que se puedan presentar, el liberalismo y socialismo paganos comulgan con el no a la vida.
Sobre la Ley Trans
En cuanto al género se refiere, es un constructo ideológico que requiere un preámbulo más extenso que el texto legislativo concreto que regule dicha realidad virtual, y de partida da la espalda a la biología. Mediante la banalización de la sexualidad a través principalmente de la permisividad hacia la industria pornográfica, se ha llegado a consentir por ley algo que hace nada era considerado mutilación genital, impidiendo de paso el asesoramiento científico para tomar decisiones de esa envergadura, aun cuando países supuestamente más desarrollados que nosotros ya empiecen a estar de vuelta . ¡Ojalá y pronto ocurra como está pasando con la denominada ley del sólo sí es sí! Porque equivocarse es humano, rectificar sabio.
¿Y qué hacen los políticos mientras tanto? Mantener discursos de espaldas a la biología, a la medicina, a la psicología…discursos ideológicos que proponen como criterio de verdad el sentimentalismo. El socialismo heredero ideológico del Frente Popular –que incluía en su santoral figuras como los genocidas Lenin, Stalin, Pol Pot…- ‘tiran del carro’ de la cada vez mayor y menos científica permisividad legislativa en materia de aborto y de género, y los supuestos contrarios, el neoliberalismo pagano al que hace referencia el título de este artículo, les siguen la corriente hasta cuando tienen oportunidad de pararles, aunque como ocurrió con la Ley Trans de la Comunidad de Madrid, para ello el partido de Cristina Cifuentes tuviera que ponerse de perfil absteniéndose en la votación…
Estas derechas y estas izquierdas no están por la labor de respetar la verdad revelada, la sacralidad de la vida humana y por tanto del cuerpo humano, imagen de Dios: los unos hacen galopar a la cultura de la muerte, y los otros no hacen ni amago de pararla. Incluso coinciden con aquellos en no informar verbalmente a la mujer que solicita le practiquen un aborto. Así se entiende que la Iglesia Católica señalase en su momento al liberalismo neopagano como dañino para el hombre por su materialismo ateo, por más guiños que hagan a la bancada de los creyentes: siguen siendo lo que fueron, son lo que son.
En eso son idénticos a sus supuestos antagonistas políticos, que por lo dicho hasta aquí está claro que no lo son tanto: por mucho que pongan en tela de juicio el origen humano del cambio climático, en temas biológicamente obvios como el aborto o el género piensan exactamente igual, y lo que es peor, no se atreven ni a decirlo, conformándose con ponerse de perfil.
Y si es que me equivoco en mi valoración, a tiempo están de desmentirme.
CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM