#EditorialEcclesia: "Querida Amazonía", un desafío para la Iglesia
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
El Espíritu Santo sopla donde quiere, cuando quiere y a través de quien quiere. Justamente el Espíritu Santo tiene mucho que ver con lo que el Papa Francisco llama "sueños" en su última exhortación postsinodal, "Querida Amazonía". Aunque el mensaje es directo para el pulmón de nuestro planeta, y una vez más nos recuerda que todo está conectado, los sueños de Francisco son para toda la Iglesia y los engloba en cuatro: el sueño social, el cultural, el ecológico y el eclesial. Así, sueña con un compromiso de todos en la defensa de los derechos de los más pobres, con un pueblo que preserve su riqueza cultural, con una ecología que defienda la vida desbordante que sale de Dios y con unas comunidades cristianas capaces de encarnarse allí donde están. Son elementos universales que hacen de la exhortación un cúmulo de llamadas actuales. Por una parte, la necesidad de caer en la cuenta de que el cuidado de las personas y de los ecosistemas no puede separarse. Además, la urgente respuesta ante la destrucción de la riqueza humana y cultural de los pueblos indígenas y ante la devastación y las políticas extractivas que destruyen los bosques. Pero hay otro aspecto a destacar y que es bien universal, que estas dinámicas nos ponen delante de varios desafíos: los efectos de una economía globalizada y de un sistema financiero cada vez menos sostenible en la vida humana y el medio ambiente; la convivencia entre pueblos y culturas profundamente diversas; las migraciones y la necesidad de proteger la creación y a las criaturas. Esta llamada no es solo para la Amazonía, es para toda la Iglesia.