La lucha contra los abusos, deber evangélico y premisa misionera incuestionables
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La lucha contra los abusos, deber evangélico y premisa misionera incuestionables ? editorial Ecclesia
El compromiso por extirpar, reparar y prevenir los abusos es la para la Iglesia un deber surgido del Evangelio. Es la respuesta al mandato del Señor, que quiere que sus seguidores seamos luz del mundo y sal de la tierra. Cualquier componenda, pues, en relación con este imperativo moral categórico adultera la voluntad de Jesucristo, daña a su Cuerpo Místico, confunde al Pueblo de Dios y escandaliza a la sociedad. Lo que está en juego es la justicia, la respuesta al plan de Dios y la misión evangelizadora.
Francisco, como hicieran sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI (ante de ellos, apenas estos abominables crímenes eran conocidos), nos lo recuerda por activa y por pasiva y con un progresivo endurecimiento de las cautelas y penas al respecto. Y tras la cumbre al máximo nivel eclesial, del 21 a 24 de febrero, acaba ya de emanar una tercera carta apostólica, dada como motu proprio, y esta, con validez para la Iglesia universal. Y pronto, además, se publicará una guía concreta, un vademécum de actuación complementaria. Y esta legislación convierte a la Iglesia en la institución pionera, más avanzada y más exigente de la entera humanidad sobre el particular.
La tercera carta apostólica de Francisco lleva por título Vos estis lux mundi (Vosotros sois la luz del mundo). Su texto íntegro lo publica ECCLESIA en las páginas 19 a 22, y nuestra página 40, también de hoy, la explica pormenorizadamente.
El Papa fundamenta la nueva legislación en materia de abusos (abusos no solo sexuales, ni solo tampoco a menores; sino también abusos de poder y de conciencia) desde la frase evangélica "Vosotros sois la luz del mundo" (Mt 5, 14). En su introducción, breve pero muy enjundiosa introducción del texto, Francisco nos recuerda que "Jesucristo llama a todos los fieles a ser un ejemplo luminoso de virtud, integridad y santidad".
Y ello se logra cumpliendo todos y cada uno de los diez mandamientos, incluidos los preceptos sexto, séptimo y noveno. Y los delitos de abuso sexual ofenden gravemente a Dios y a las personas objeto de los mismos, a quienes se les "causan graves daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles".
Por ello, la comunidad eclesial solo puede afrontar estas dramáticas situaciones desde una actitud de profunda conversión, "acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, de modo que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del anuncio evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia".
Y aunque, como dijimos en el segundo párrafo de este comentario Editorial, "ya se ha hecho mucho", esta reciente carta apostólica de Francisco responder al deber de "seguir aprendiendo de las amargas lecciones del pasado, para mirar hacia el futuro con esperanza".
¿Y cuáles son las principales aportaciones y novedades de Vos estis lux mundi? La obligación de denunciar los casos que se conozcan, el establecimiento en todas las diócesis de una oficina de recepción de denuncias, la transparencia procesal y agilización de sus plazos y trámites, la priorización de la escucha y acompañamiento de las víctimas, cuyo concepto y tipificación se amplia, y los mecanismos dispuestos para que ningún eclesiástico esté por encima de la ley.
Por todo ello, y como ha afirmado el secretario general de CEE, hemos de recibir estas normas con "agradecimiento, alegría y responsabilidad" y con el firme compromiso de ponerlas en práctica. Amén de experimentar la satisfacción ?y la también responsabilidad? de saber que "esta normativa es convergente con el borrador de decreto" que trabaja la CEE.