Plegaria, pobreza y paciencia, hoja de ruta de la vida consagrada

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Son jóvenes, consagrados y sobradamente preparados para entregar toda su persona a Cristo y a su Evangelio. El 2 de febrero se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada bajo el lema "La vida consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente". Nuestra revista ha inaugurado los Coloquios ECCLESIA con varios consagrados jóvenes que ofrecen el testimonio vivo de que Dios está presente en todo lugar y época, de que su amor llega a todos los rincones de la tierra y del corazón humano. La fidelidad, la comunión, la libertad, la entrega cotidiana son ejes para quienes están pidiendo más autenticidad a la vida consagrada. Mucho tiene que ver con la hoja de ruta que el Papa descubre para la vida consagrada y que se encarna en María, Madre la Iglesia: la plegaria, la pobreza y la paciencia.

Los jóvenes insisten en que la oración, la relación íntima con Dios, da sentido a la consagración y que es necesario volver a ella constantemente. "Es el aire que nos hace respirar esa llamada. Sin ese aire no podríamos ser buenos consagrados. Quizás seremos buenas personas, cristianos que trabajan en tantas obras de la Iglesia, pero tú tienes que renovar continuamente la consagración en la plegaria", dice el Papa. La pobreza, que protege de la mundanidad que también se ha colado en la vida consagrada. Así, hombres y mujeres que entregan su persona entera a Dios viven el desprendimiento interior, la necesidad de asumir con humildad los límites y el no disponer nada más que lo necesario para la misión.

La paciencia, que es la capacidad de padecer para convivir en comunidad, para sobrellevar los sufrimientos que vive la humanidad, para acoger este tiempo de Dios.

Esta hoja de ruta es la propuesta de María que pasa por la entrega cotidiana y la autenticidad en el silencio del corazón.

Editorial ECCLESIA 4017