En el sexto aniversario de Francisco y siempre, todos con el Papa ? editorial Ecclesia

En el sexto aniversario de Francisco y siempre, todos con el Papa – editorial Ecclesia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En el sexto aniversario de Francisco y siempre, todos con el Papa ? editorial Ecclesia

Este pasado miércoles, día 13 de marzo, se cumplieron seis años de la elección pontificia de Francisco. A buen seguro que todos recordamos aquella venturosa y lluviosa tarde romana del día de su elección. A buen seguro también que todos recordamos los primeros e inequívocos signos de renovación evangélica y evangelizadora que desde aquel primer momento transmitió y practicó en primera persona el nuevo Sucesor de Pedro. Y a buen seguro igualmente que todos recordamos y somos conscientes de los seis vertiginosos, apasionantes, esperanzadores y también no fáciles años que hemos vivido desde entonces.

De estos seis años, el último de ellos ha estado singular y dolorosamente marcado por la cruz de los abusos a menores en el seno de la Iglesia. Se ha tratado, en la inmensa mayoría de los casos, de repugnantes hechos acontecidos años y décadas atrás y que ahora se han conocido. Y en medio de la enorme difusión de estos tan duros y lacerantes escándalos, la comunidad eclesial ha experimentado y experimenta la necesidad de la conversión y de la purificación. Y también la grandeza y solidez del ministerio apostólico petrino y de quien ahora, y por la gracia de Dios, lo encarna: el Santo Padre Francisco.

Días atrás, en su encuentro de comienzos de Cuaresma con el presbiterio de Roma, el Papa afirmaba textualmente: "Quiero compartir con vosotros el dolor y la culpa insoportable que causa en nosotros y en todo el cuerpo eclesial la oleada de escándalos de los que están ahora llenos los periódicos de todo el mundo. Es evidente que el verdadero sentido de lo que está sucediendo debe buscarse en el espíritu del mal, en el Enemigo, que actúa con la pretensión de ser el dueño del mundo, como dije al final del Encuentro sobre la protección de los menores en la Iglesia".

Y, desde este reconocimiento sincero y condolido, Francisco acabó llamando a la esperanza: "Sin embargo, ¡no nos desanimemos! El Señor purifica a su Esposa y nos está convirtiendo a todos. Él nos está haciendo experimentar la prueba para que entendamos que sin Él somos polvo. Nos está salvando de la hipocresía, de la espiritualidad de las apariencias".

En esta hora de este sexto aniversario de Francisco ?hora gozosa en sí misma, pero también de dolor, zozobra y perplejidad ante la monstruosidad de los abusos-, la entera comunidad eclesial está llamada más que nunca a cerrar y unir filas, sentimientos, actitudes y comportamientos junto a quien en la Iglesia es la roca, el principio, el garante de la unidad, de la comunión y de la misión: Pedro.

Un viejo -es frase de san Ignacio de Antioquía, en el alba del siglo II, en su Carta a los Magnesios-, pero siempre nuevo y actual aserto afirma que "en la Iglesia, nada sin el obispo". Y si ello se debe decir y vivir en relación con el obispo diocesano, también y con toda plenitud hemos de decirlo y vivirlo con el primer obispo, con quien, por voluntad de Jesucristo, único Señor de la Iglesia, es el pastor supremo de la Iglesia universal.

En este sexto aniversario de Francisco, demos gracias por el ministerio y la persona del Papa. Evitemos críticas, murmuraciones, comparaciones, nostalgias o futurismos. Desenmascaremos las insidias y tentaciones en las que puede situarnos Satanás. Unámonos al Papa, con él y bajo él. Y tengamos la seguridad de que, a través suyo, Dios sigue actuando en medio de la historia, aun cuando sea a través de una terrible travesía en el desierto. El Papa, ahora Francisco, nos precede, guía y acompaña con decisión y ejemplaridad.