El desarrollo de los derechos humanos es el camino de la paz ? editorial Ecclesia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El desarrollo de los derechos humanos es el camino de la paz
En este 2018, recién inaugurado, se cumplirá el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Será el próximo 10 de diciembre. La estrecha e insoslayable relación entre derechos humanos y la paz en el mundo ha sido el tema, en el contexto citado, del discurso del Papa al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Francisco se encontró con los embajadores de los 183 países con los que la Santa Sede mantiene plenas relaciones diplomáticas en la mañana del lunes 8 de enero. Se trata de una ya consolidada tradición, nada más concluir las fiestas navideñas, y en consonancia con encuentros similares en otros países. Y siempre con el argumento central de la paz.
Tras recordar el principio básico de la misión de la Iglesia en medio de las autoridades civiles y del orden temporal ?"la Santa Sede no pretende otra cosa que favorecer el bienestar espiritual y material de la persona humana y la promoción del bien común"- y tras evocar e interpelar acerca del final de la I Guerra Mundial, en su primer centenario, Francisco centró, en efecto, su espléndida y extensa intervención en los derechos humanos.
Y desde el comienzo de sus palabras, Francisco dejó claro que los derechos humanos son también una demanda radicalmente cristiana: "Hablar de derechos humanos significa, ante todo, proponer la centralidad de la dignidad de la persona, en cuanto que ha sido querida y creada por Dios a su imagen y semejanza".
De ahí, el dolor que el cristiano y toda persona de buena voluntad deben experimentar cuando se comprueba como en tantas ocasiones los derechos humanos se quedan reducidos a una mera y teórica formulación, sin su adecuado desarrollo, e incluso son abierta e impunemente pisoteados, pulverizándose así su declaración universal de hace 70 años y lo que más grave todavía la misma dignidad humana. Y sin derechos humanos, no habrá paz, como no la habrá sin el desarrollo humano integral que los mismos derechos fundamentales llevan en sí mismos inscrito.
En fidelidad a la visión amplia, inclusiva e integral que de la vida humana nos viene proponiendo Francisco, precisamente la violación de este derecho -"el primero entre todos, el derecho a la vida, a la libertad y a la inviolabilidad de toda persona humana"- fue el más ampliamente desarrollado en su discurso. ¿Qué dijo el Papa? ¿Cuáles fueron sus denuncias y sus propuestas? En primer lugar, Francisco reclamó desenmascarar y rechazar las distintas formas que quebrantan la vida humana (aborto, descartar a ancianos y enfermos, la violencia de género, víctimas de la trata de personas,?). Mientras todo esto siga existiendo y se siga amparando del modo que sea, la paz estará más lejana.
Tampoco es camino para la paz la desigualdad en el derecho a la salud de todas las personas y de sus familias. La búsqueda de la paz como condición previa para el desarrollo humano integral, que implica combatir la injusticia, es otra de las exigencias de los derechos humanos. Como lo es "erradicar, de manera no violenta, la causa de las discordias que conducen a las guerras", una de las cuales es la vergonzosa proliferación y venta de armas.
Derecho humano fundamental y camino inexcusable para la paz es el derecho a formar una familia. La familia, que en absoluto está desfasada, como en Occidente tantos pretenden, debe contar con la protección del Estado y de la sociedad, de modo que se han de llevar a cabo políticas concretas de ayuda a las familias. Y es que "el desinterés por las familias trae además otra dramática consecuencia como es la caída de la natalidad", que causa, sobre todo en algunas regiones, un verdadero invierno demográfico, de imprevisibles y funestas consecuencias.
Y anexo al derecho a la familia, como vía asimismo de paz, "no podemos olvidar la situación de las familias rotas a causa de la pobreza, de las guerras y las migraciones". Sobre los migrantes y refugiados, Francisco volvió a proponer las cuatro "piedras angulares" que garantizan sus derechos sin menoscabo de los derechos de los demás y que construyen paz, justicia social y fraternidad: acoger, promover, proteger e integrar
Por último, Francisco incluyó entre los caminos para la paz que señalan los derechos humanos dos derechos más: el del trabajo y el de la libertad religiosa. Sin ellos o con ellos mermados, quiebra la paz.