Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá
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¡Qué gran lección de exigencia hoy, Jesús! Hoy me pides mucho. Y me pides una vida fuerte, disciplinada y sabiendo dónde pongo mi corazón, porque “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Jesús, sigues hablándome de no acumular, de dar limosna, de no aferrarme a cosas caducas, efímeras, como la fama, el dinero, etc. Y me pones otra forma de vida, una vida exigente, una vida en que tengo que estar siempre alerta, despierta, como nos dices en el texto: “Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas, porque no sabéis a qué hora vengo”.