Dios hace justicia

En nuestro mundo, en numerosas ocasiones, el hombre pretende colocarse en el puesto de Dios y decidir por su cuenta lo que es justo e injusto

Dios hace justicia

José-Román Flecha Andrés

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“Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?” (Lc 18,7)

Señor Jesús, las gentes se han preguntado siempre por la justicia de Dios. Lo habitual es encontrarnos con la injusticia humana. Ante el aplastamiento continuo de los débiles y de los indefensos, es normal preguntarse hasta cuándo persistirán el fraude y la opresión.

Los no creyentes se preguntan dónde está Dios. Si no ve el mal o lo permite, no puede ser reconocido como un Dios sabio y misericordioso. Si conoce el mal y no puede eliminarlo no es todopoderoso. Si no hay justicia en el mundo no se puede creer en Dios. Pero si no se puede creer en Dios es casi imposible fiarse del hombre.

Por otra parte, tus seguidores no dejan de invocar a Dios, para suplicarle que establezca las fronteras entre el bien y el mal. Nunca ha muerto la nostalgia del paraíso perdido. La esperanza de un mundo en paz mantiene a los creyentes en el camino de la concordia y de la fraternidad.

“Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?” Los elegidos por Dios son con frecuencia las víctimas de sus vecinos. A pesar de los progresos técnicos, la humanidad no camina por las sendas del bien y de la justicia. El hombre pretende colocarse en el puesto de Dios y decidir por su cuenta lo que es justo e injusto.

Pero tú, Señor, nos exhortas a dirigirnos constantemente a Dios. En nuestra súplica diaria hemos de rogarle en primer lugar que nos libre de las injusticias que nosotros mismos cometemos. Solo si caminamos con rectitud, podremos pedirle que nos libre de las otras injusticias que padecemos.

Tu pregunta es afirmación y profecía. Nosotros creemos que Dios es justo. Su justicia se identifica con su compasión. La esperanza nos enseña a aguardar con paciencia las intervenciones de Dios en nuestra historia. Y nos ayuda a descubrirlas como signos de su poder y de su misericordia. Bendito seas, Señor.