Dios de los vivos

El Evangelio siempre está de actualidad. Hoy las palabras de Jesús significan una abierta denuncia a la cultura de la muerte que hemos programado y organizado en nuestro tiempo

Dios de los vivos

José-Román Flecha Andrés

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No es Dios de muertos sino de vivos” (Lc 10,38)

Señor Jesús, tanto el origen de la vida como su final son para nosotros un gran misterio. De una forma o de otra, percibimos que nuestro pretendido poder queda en ridículo ante estos dos momentos de nuestra existencia.

La técnica puede ayudarnos a facilitar el nacimiento y el fallecimiento de la persona. Pero es incapaz de dar un sentido a esas vivencias tan profundas y decisivas. La pregunta por el misterio de la muerte trasciende nuestros cálculos Y cuestiona profundamente el valor de nuestras reflexiones.

No es Dios de muertos sino de vivos”. En un diálogo con los saduceos tú nos hiciste esa manifestación fundamental. Nosotros entendemos esas palabras como una revelación del futuro que nos espera más allá de la muerte. Pero también reconocemos que con ellas tú nos has revelado las convicciones que deben orientar nuestras actitudes durante la vida.

Tus palabras significan una abierta denuncia a la cultura de la muerte que hemos programado y organizado en nuestro tiempo. Pero significan también la mejor invitación profética a aceptar a Dios como el señor y dueño de nuestra vida.

Señor, tú sabes que nuestra sociedad se deja seducir por numerosos prejuicios. Son muchos los que piensan que la fe nos hace más ciegos, más apáticos y mortecinos. Se dice que nos hemos visto engañados por una religión de esclavos. Se nos acusa de ser los enterradores de la alegría.

No es Dios de muertos sino de vivos”. Nuestro amor a la vida dará testimonio de un Dios que es el autor y el señor de la vida. Un Dios que nos promete que después de esta vida terrena podremos gozar de su vida eterna. Un Dios que nos espera y que nos abrirá su morada.

Seño Jesús, envíanos tu Espíritu para que podamos dar testimonio de la vida que brota de la fe. Hoy te lo pedimos a ti, que has muerto para que nosotros tengamos vida y una vida en abundancia. Amén.