Los leprosos

Hoy nos damos cuenta de que en realidad todos pacedemos «alguna forma de lepra» que nos dificulta relacionarnos de una forma verdaderamente humana con el prójimo

Los leprosos

José-Román Flecha Andrés

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“Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros” (Lc 17,13)

Señor Jesús, con esa súplica tan directa los leprosos querían atraer tu atención y tu compasión. Nos sorprende que, a pesar de su aislamiento, te reconocieron como maestro. Tal vez había llegado a sus oídos el eco de tus enseñanzas. Sin embargo, no venían buscando nuevas doctrinas, sino una sincera y eficaz compasión.

Parece que procedían de pueblos diferentes. Seguramente había entre ellos galileos y samaritanos. Los separaba una larga historia de prejuicios y desprecios. A pesar de ello, los unía la enfermedad, el dolor y el rechazo al que se veían sometidos. Y al acercarse a ti los unía la única súplica que podía salir de sus bocas.

Aquellos leprosos no podían encontrar remedio en los médicos y en los curanderos de su época. Tampoco podían encontrar compasión en los sacerdotes y menos aún en los agitadores de las gentes del pueblo. Por una razón o por otra, llegaron a pensar que solo en ti podrían encontrar la curación que necesitaban.

“Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”. También hoy nos vemos afectados por enfermedades aparentemente incurables. Son muchas las personas que desconfían de los remedios que la técnica les promete. Son numerosos los afectados por enfermedades, adicciones y desgracias para las cuales no encuentran solución.

Y si somos sinceros, todos nosotros padecemos alguna forma de lepra que nos hace difícil una relación verdaderamente humana con nuestros vecinos. Siempre culpamos a otros de esa dificultad. Nos resulta difícil llegar a reconocernos como leprosos, es decir como inmundos e intocables.

“Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”. En realidad, también nosotros necesitamos vernos sin máscaras ni maquillaje y aceptar el estado en que nos encontramos. Pero, sobre todo, te necesitamos a ti. Necesitamos tu compasión. Solo tú puedes devolvernos la salud y la paz, la armonía y la esperanza.