Católicas y científicas: Laura Bassi, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Católicas y científicas: Laura Bassi, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Alfonso V. Carrascosa

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Católicas y científicas: Laura Bassi, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Han sido muchas mujeres las que a lo largo de la historia de la humanidad se han dedicado a la investigación científica, y son poco conocidas. Todavía lo son menos las que además de ello eran católicas. Tal vez no haya otra como Laura Bassi, que a lo anterior sumaba el ser madre de familia numerosa, y para remate, vivir a principios del siglo XVIII, montar en su casa un laboratorio docente, etc., etc., etc..

No pretendo amargarle la vida a nadie con comentar la vida de esta singular italiana. Pensar un poco en su actividad da sudores, pero historia es. Hoy hay muchas mujeres que compaginan las actividades que Laura combinó, pero son otros tiempos. Su mérito fue hacer lo que hizo en su época.

Laura Bassi nació en Bolonia en 1711. Hija de un modesto abogado de Modena , comenzó con 5 años a estudiar latín con su primo, el Padre Lorenzo Stegani, que también le enseñó francés y aritmética. Tras terminar su educación elemental, tomó con 13 años lecciones privadas de filosofía, con Gaetano Tacconi, el médico familiar, que enseñaba también en la Universidad de Bolonia, y era miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia. Además se preparó en profundidad sobre latín, álgebra, geometría y griego.

Con 20 años, el 17 de abril de 1732, en la Sala de los Ancianos del Palacio Público de Bolonia y en presencia del Cardenal Girolamo Grimaldi, del Arzobispo Próspero Lambertini (futuro Benedicto XIV), y de otros numerosos notables, llevó a cabo el debate sobre 49 tesis de filosofía y física, con un éxito que recibió la aclamación popular. Un mes después, el 12 de mayo, volvió a aparecer en público para recibir el doctorado en filosofía por la Universidad de Bolonia, la más antigua que existe, fundada por la Iglesia Católica. Fue además elegida miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia por los hombres que componían la misma. Se escribieron en su honor 3 tomos de poesía. El mismo año fue profesor de anatomía de dicha universidad. El 17 de abril de 1734 recibió ex officio la Cátedra de Filosofía en la misma universidad. Fue la primera profesora y catedrática del mundo, en la Universidad de Bolonia, primera universidad del mundo, fundada por la Iglesia Católica en el siglo XII.

Se casó el 26 de abril de 1738 con Giuseppe Veratti (1707-1793), doctor en medicina y profesor de filosofía natural de la Universidad de Bolonia. Después de su doctorado, estudió álgebra con el célebre Dr. Gabrielle Manfredi, y alcanzó soltura en física experimental, carteándose y haciendo experimentos con el famoso Abad Nollet o el Padre Beccaria, también católicos y científicos.

En 1742 ambos comenzaron a dar clases en su casa. Las clases consistían en una parte teórica y después otra práctica, siendo verdaderos pioneros en la incorporación de la investigación a la docencia. El éxito y la dedicación les llevaron a constituir en 1749 una escuela de física experimental, en su propia casa, que llegó a ser un importante centro docente e investigador en toda Europa. La tarea docente la desempeñaba fundamentalmente Laura, que dejó por motivos domésticos que luego comentaré la docencia en la universidad, mientras que Giuseppe continuaba su docencia en la universidad y colaboraba en las clases y sobre todo en la experimentación con su esposa, en su domicilio, poniendo dinero de su bolsillo en bastantes ocasiones para comprar máquinas para ayudarse en la docencia y las prácticas. Las clases teórico prácticas eran impartidas durante 8 meses al año. Contribuyeron de forma determinante a la difusión del newtonianismo, creado por Isaac Newton, científico cristiano. Entre sus alumnos encontraría la vocación por la docencia e investigación científica en biología nada menos que el Padre Lázaro Spallanzzani, científico católico determinante en el desarrollo de la microbiología.

Además de la docencia, los Veratti-Bassi realizaron investigación científica en su domicilio, siendo pioneros en la simultaneidad de ambas actividades. Abordaron estudios sobre electricidad, magnetismo, dinámica de fluidos y, en menor medida, sobre biología, en colaboración con Spallanzanni. Laura Bassi demostró la no universalidad de la Ley de Boyle, que se tiene como su contribución más importante, y Giuseppe Veratti aplicó la electricidad a la medicina. Se sabe que Laura Bassi publicó 28 artículos científicos y escribió discursos para la Academia de Ciencias de Bolonia y la Academia de Ciencias Benedictina, fundada por el Papa Benedicto XIV, de la que también llegaría a formar parte. Mantuvo correspondencia con eminentes científicos de su época como Volta, y fue elogiada por el mismísimo Voltaire. En 1776, a la edad de 65 años, el senado boloñés le confirió la cátedra de física experimental en el Instituto de las Ciencias de Bolonia. Moriría dos años después.

El matrimonio Veratti-Bassi tuvo doce hijos, de los cuales 8 fueron bautizados y 5 llegaron a la edad adulta. Tres de ellos fueron canónigos y uno profesor del Instituto de las Ciencias de Bolonia. Por ello se entiende que les transmitieron la fé y la ciencia, o al menos lo intentaron, con no poco éxito.

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