Católicos y científicos: Andrés Laguna, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
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Hijo de un judío converso, coetáneo de Cervantes, de quien se conmemoran los 400 años de su fallecimiento, da nombre a un premio anual que la Universidad de Alcalá junto con la Fundación Lilly conceden anualmente: el de la Lección Magistral que lleva su nombre. En este 2016 se lo han dado a dado ayer, día de san Lucas, al Dr. Francisco J. Ayala. Andres Laguna fue un científico católico.
Médico y humanista, con espíritu renacentista, ayudó de manera determinante a llevar a la medicina del galenismo arabizado al paracelsismo, en el incomparable marco de la Universidad de Alcalá que, fundada por el católico Cardenal Cisneros, incorporó la medicina como materia docente, además de las ya clásicas filosofía, teología, etc. El movimiento universitario puesto en marcha por la Iglesia Católica alumbró en Alcalá la licenciatura de sto. Tomás de Villanueva entre otros. Laguna estudió en Francia, en una universidad también fundada por la Iglesia Católica, y ya en España llegó a dar clase en Alcalá. Pronto pasó a ser médico real, asistiendo al parto de Felipe II. Luego fue también médico de papas. En su obra más conocida, su versión castellana comentada de la "Matería médica" de Dioscórides, impresa en Amberes en 1555, escribe cosas tales como que la medicina la inventó Dios, y que las plantas las hizo para curarnos el Creador, y que también nos creó a nosotros.
"Gloria de su patria fue, en medicina y en fe" diría de él Juan Eugenio Hartzenbusch. Se insiste mucho, como es habitual, en lo rompedor del personaje en el sentido de que modernizó la medicina. Al no comentar que era hombre de fe, se transmite la sensación de que modernizó porque fue en contra de la Iglesia Católica, y lo que hizo como ocurrió con el movimiento Novator, es modernizar sin perder la fe, muy al contrario, modernizar animado por su fe católica, como muchos seguimos haciendo hoy en día aunque no se hable de ello. Gran error, por otra parte el de quienes siendo científicos o profesores de universidad no mencionan su condición de creyentes: le hacemos un mal servicio a la juventud, a la que atosigan con cuestiones que no se ajustan a la realidad de la compatibilidad entre fe y ciencia, como ocurrió en Andrés Laguna.