Católicos y científicos: Antonio Rubio Lluch, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Católicos y científicos: Antonio Rubio Lluch, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
El vallisoletano Antonio Rubio LLuch (1856-1937) fue un historiador que llegó a ser primer presidente del Instituto de Estudios Catalanes. Como consecuencia de las relecturas de la historia que algunos hacen nos encontramos con que se le considera intelectual catalanista, sobre todo por los historiadores subvencionado por la Comunidad Autónoma Catalana, pero nada tuvo que ver con el lamentable espectáculo que desgraciadamente contemplamos con demasiada frecuencia. El lector encontrará en línea abundante información sobre su persona si introduce en un buscador su nombre catalanizado, es decir, Antoni Rubio i Lluch. Además de científico fue católico practicante, y se relacionó con otros científicos católicos como Menéndez Pelayo, que siempre le consideró su "muy mejor amigo" que diría Forrest Gump.
El maestro de ambos, de Menéndez Pelayo y Rubio, Manuel Milá Fontanals, que da nombre a una institución vinculada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas -fundado por los católicos José Ibáñez Martín de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y Jose Mª Albareda del Opus Dei– que en este 2018 conmemora su 50 Aniversario, la Institución Milá Fontanals, nunca practicó el catalanismo actual, el nacionalismo extremo. Milá Fontanals, como Menéndez Pelayo y Rubio, era un patriota español, además de católico convencido, siendo catalán de mente y corazón, como diría de él Menéndez Pelayo, además de provenzalista, filólogo catalán, folclorista, conocedor de la poesía popular, historiador literario de la Edad Media y como artista, Milá difundía desde la cátedra el culto a Fray Luis de León, al que consideraba "el más puro, el más amable y justo entre los poetas españoles". De similar planteamiento fue Tomas Carreras Artau que fue depurado por Companys por su patriotismo español y su fe católica.
Rubio escribió colaboraciones en periódicos y revistas barcelonesas, de España entera, de los países centroamericanos-a los que procuró unir cordialmente con la patria española-o Estudios monográficos y obras fundamentales como: Sumario de historia de la literatura española (1901), en la que dedica un apartado amplio a la literatura catalana; Anacreonte y su influencia en la literatura antigua y moderna (1879); El sentimiento del honor en el teatro de Calderón (1882), ya citada; El renacimiento clásico en la literatura catalana (1889); ‘lmpresiones sugeridas por el "Quijote" (1905); Valor literario de Tirant lo Blanch (1907); La escuela poética catalana en la época romántica (1912); Discurso en elogio de Menéndez Pelayo (1914); Manuel Milá y Fontanals, notes biografiques y crítiques (1918); Joan 1.er humanista i el primer periode de I’humasnisme catala (1919); Estudios hispano-americanos (1923); Ramón Llull (1911); Coratória catalana medieval. Sus importantes: Estudis sobre la elaboració de la Crónica de Pere el Cerimoniós (1911); Documents per I’história de la cultura catalana mitjeval (1908), interesante para Huesca porque hace referencia a San Juan de la Peña, San Victorián y al monarca Pedro IV; Diplomatari de I’Orient catala (1947), póstuma; Los navarros en Grecia (1886); La expedición de los catalanes juzgada por los griegos (1886); Los catalanes en Grecia, con un prólogo rico en alientos virgilianos; Algunas consideraciones sobre los educadores intelectuales y las ideas filosóficas de Menéndez Pelayo (1912). Lo más importante de su producción científica lo escribió en español.
En 1885 sucedió en la cátedra barcelonesa de literatura a Milá Fontanals, trasladándose desde Oviedo donde ganó su primera plaza universitaria. Fue discípulo del también científico católico español helenista Antoni Bergnes de las Casas, editor de la versión catalana del Nuevo Testamento.