Católicos y científicos: Antonio Vázquez Fernández, por Alfonso V. Carrascosa

Católicos y científicos: Antonio Vázquez Fernández, por Alfonso V. Carrascosa

Alfonso V. Carrascosa

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Antonio Vázquez Fernández (1926-2020) fue un sacerdote mercedario gallego, recientemente fallecido siendo catedrático emérito de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Doctor en Filosofía y Psicología, artífice de la creación de la Escuela de Psicología y Psicotecnia en la Universidad Pontificia de Salamanca, que daría lugar, poco después, a la facultad de Psicología, una de las primeras de España, en la que llegaría a ser decano (1983-1986) y catedrático de Psicología General. Es considerado fundador de la Psicología de la Religión en España.

Tuvo a Jung como maestro y a Antoine Vergote como gran colega y amigo en París. Autor de un importante número de libros y publicaciones, su interés se centró en la psicología religiosa, el pensamiento existencial y la psicología de la personalidad. Entre sus obras más significativas pueden citarse: Las grandes líneas de la Psicología religiosa actual, Psicología y Pensamiento Existencial (Madrid, 1963), Psicología profunda y ética (1970), Freud y Jung: dos modelos antropomórficos (1981), La Psicología de la Personalidad en C.G. Jung (1981), Notas para una lectura de las "Moradas" de Santa Teresa, desde la Psicología Profunda (1982), Freud y Jung, Exploradores del Inconsciente (1986), Apariciones. Aspectos psicológicos (1988), La psicotrafia en C.G. Jung (1989), Antropología Analítica en C.G. Jung (1994) y Psicología de Jesús en Diccionario de Jesús de Nazaret (2001).

Desde la perfecta conciliación ciencia-fe que se dio en su persona, fue maestro de cientos de alumnos de Psicología de toda España y gran formador de formadores católicos en nuestro país y en toda Latinoamérica. Además supuso para la Iglesia católica de España un asesor constante en casos relacionados con religiosidad popular o motivación social del fenómeno religioso, para la Orden de la Merced un maestro ejemplar, consejero permanente y formador indiscutible, y para la Vida Religiosa un maestro de acompañamiento espiritual y asesor de discernimiento vocacional. Quienes le conocieron personalmente dicen que dominaba el difícil arte de ver el lado bueno de las cosas y la visión positiva de la realidad. Conocedor de la psicología animal o etología, no dudaba en afirmar que los humanos también podemos aprender del comportamiento animal.