Católicos y científicos: Maria Teresa Vigón, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Católicos y científicos: Maria Teresa Vigón, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Alfonso V. Carrascosa

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Católicos y científicos: Maria Teresa Vigón, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

María Teresa Vigón fue una científica católica pionera que, llegado el momento, lo dejó todo y se hizo monja de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús, dedicada a la enseñanza confesional. Parte de su vida profesional ha sido escrita por Ana Romero de Pablos en el estudio "Mujeres científicas en la dictadura de Franco. Trayectorias investigadoras de Piedad de la Cierva y María Aránzazu Vigón", pero en él nada se dice de su condición de católica ferviente, tanto que dejó la ciencia por Cristo.

Fue hija del General Vigón, monárquico católico que participó en la educación de los hijos de Alfonso XIII y que impulsó la investigación científica, siendo presidente de la Junta de Energía Nuclear y del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica. Fue determinante en la vuelta a España tras la Guerra Civil del eminente físico Esteban Terradas.

María Teresa Vigón fue una mujer de profundas convicciones católicas, recibidas de niña en su ambiente familiar, y trabajó con mujeres como Piedad de la Cierva, del Opus Dei, o con su hermana, María Aránzazu Vigón, también muy religiosa. Tuvo que ver con el desarrollo de la energía nuclear en España, con el Instituto de Óptica del CSIC y el Laboratorio y Taller de Investigación del Estado Mayor de la Armada, y con el militar científico y también católico practicante José María Otero Navascués.

De familia católica, hija de militar, con ocho hermanos, todos ellos – también las tres hermanas- tuvieron estudios universitarios. Maria Teresa y Maria Aránzazu estudiaron ciencias, la otra Filosofía. Primer hecho concreto contrario al discurso de la ideología laicista que acusa al estamento militar y a la familia cristiana católica de machista. A esto hay que sumar el hecho de que sería otro militar científico y católico, Jose Mª Otero Navascués, el que la seleccionaría para participar en las tareas de investigación relacionada con la óptica, por lo que forma parte del grupo de "Las ópticas de Otero", un nutrido conjunto de mujeres pioneras en investigación científica que se formó en torno a él dada su firme apuesta por la incorporación de la mujer al mundo científico.

María Teresa, doctora en química, trabajó en el Instituto de Óptica "Daza de Valdés" ?científico católico considerado el padre de la óptica española- que era un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, mayor institución científica española fundada por los católicos José Ibáñez Martín y Jose María Albareda. De los setenta y ocho científicos que trabajaron en el Instituto durante los diez años que duró, veinte eran mujeres, entre las que destacaban además de Teresa la también científica católica Olga Mª Riquelme.Maria Teresa se formó, entre 1947 y 1948, en el laboratorio de fotografía de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, y fue la responsable del montaje y equipamiento del laboratorio de fotografía y fotoquímica de la sección de rayos X y magnetismo del Instituto de Óptica "Daza de Valdés". Este laboratorio terminó siendo a partir de 1948, la Sección de Fotografía y Fotoquímica de dicho instituto, y a María Teresa Vigón lo dirigió. En 1947 acudió a la Feria de Muestras de Barcelona para exponer los prototipos fabricados en el Instituto de öptica: sextantes, diferentes tipos de prismáticos, telémetros.

A partir de 1949 participó como profesora en el Curso de Óptica Superior que comenzó a impartir el Instituto de Óptica del CSIC. Por su experiencia Maria Teresa dio las clases de Fotografía y Sensitometría en el Curso de Óptica Superior.

Formada en colegios católicos, su vida echa por tierra la obsesión que tienen algunos de cargarse la presencia de la Iglesia Católica de las aulas, de la vida pública, apoyándose en una historia contemporánea de la ciencia que troquela a los protagonistas como María Teresa Vigón, amputándoles las ramas religiosas de su vida, pero construyendo al mismo tiempo un discurso sin base científica, al que los hechos desmienten, los hechos como lo contado aquí sobre ella.