Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Parroquia San Miguel de Palencia, por José Luis Calvo Calleja
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Parroquia San Miguel de Palencia, por José Luis Calvo Calleja
José Luis Calvo Calleja
Delegado Diocesano de Patrimonio de Palencia
La Cofradía del Santísimo Nombre de Jesús, popularmente conocida como "del dulce nombre de Jesús" fue fundada en 1432 en Lisboa por el Rvmo. Padre Fray Andrés Díez, O.P. obispo dimisionario de Megora, en Acaya (actual Grecia), y retirado a su convento de Nuestra Señora del Rosario de la capital portuguesa.
Por aquel entonces, el país luso sufría muchas calamidades, miseria, hambre, y sobre todo peste. Desde el púlpito animaba a sus compatriotas a confiar en Dios, recurrir a Jesucristo como remedio a sus múltiples males y también a llevar el nombre de JESÚS no solo en el corazón, sino también, y constantemente, en los labios, escrito en el cuerpo y en las puertas de las casas con sus iniciales JHS.
El 20 de noviembre de 1432, a las primeras vísperas de la fiesta de la Presentación de la Virgen en el templo, pudo al fin instituir solemnemente la cofradía del Santísimo Nombre de Jesús. El domingo anterior había anunciado desde el púlpito que al terminar la misa iría a bendecir el agua que posteriormente cada uno podría llevar a sus casas para los enfermos. Después del Oficio del domingo, el venerable obispo, revestido con los ornamentos pontificales, subió al altar del santísimo Nombre de Jesús, bendijo el agua con toda solemnidad, mientras los fieles, la mayor parte de ellos con enfermos, lloraban de emoción. Tanta fue la multitud que acudió a recoger el agua bendita, que la vasija que la contenía se rompió por los apretujones y golpes que se daban y se derramó por el suelo, teniendo que recogerla con trapos que quedaron empapados. Las curaciones se multiplicaron entre los asistentes y sobre todo entre los enfermos y apestados. A la vista de tantas curaciones se creyó conveniente dar gracias a Dios con toda solemnidad.
El 1 de enero del año siguiente, 1433, fiesta de la Circuncisión del Niño e imposición del nombre de Jesús, reunido todo el pueblo cristiano de Lisboa, las autoridades eclesiásticas, la nobleza y monarquía, dieron gracias a Dios con toda piedad y recogimiento y el anciano prelado dominico aprovechó el momento para elegir a siete cofrades que desempeñasen diversas funciones y a los que se encargó la redacción de la regla y los estatutos de la cofradía, los cuales serían sometidos posteriormente a la aprobación del Romano Pontífice. Se redactaron con mucha diligencia ese mismo año, y se estableció que la fiesta principal de la cofradía se celebrase el primer día de enero de cada año, fiesta en la que el Divino Salvador recibió el "nombre sobre todo nombre" y también comenzó a sufrir por nosotros derramando la primera sangre en su circuncisión cumpliendo con la ley judaica. Se ordenó además que después de las vísperas del día de la fiesta hubiese procesión solemne en memoria y acción de gracias por los favores obtenidos y que asistiesen los religiosos del convento de dominicos y todos los cofrades, y que un sacerdote acompañado de un diacono y dos subdiáconos llevasen una imagen del Niño Jesús, cantándole con toda devoción himnos y cánticos apropiados.
Los estatutos fueron aprobados por el cardenal Renuncio, Penitenciario Mayor del Papa Eugenio IV. Más tarde fueron añadidos nuevos capítulos y sometidos de nuevo a la aprobación del cardenal delegado por el Papa, quien les dio la sanción definitiva.
Todos los milagros insignes acaecidos desde el origen de la cofradía se escribieron con esmero en un libro de pergamino. Desgraciadamente este libro expuesto en la capilla del Santísimo Nombre de Jesús de Lisboa, y sujeto con una cadena, fue robado en el siglo XVI. Para fomentar la devoción de los Cofrades al Santísimo Nombre de Jesús, el V.P. Fray Andrés Diez compuso una colección de oraciones y súplicas al Santísimo Nombre de Jesús, donde se usa por primera vez el nombre popular de "Dulce nombre". Siguiendo su ejemplo, más de treinta escritores dominicos compusieron opúsculos y libritos piadosos con el fin de propagar la devoción y ensalzamiento de esta cofradía. Entre los más famosos tengo que destacar el compuesto por el V.P. Fray Diego de Victoria, siglo XVI, religioso del Convento de San Pablo de Burgos. Éste instituyó la cofradía en esa ciudad, para luchar contra el abuso de los juramentos, perjurios, profanaciones del Nombre de Dios, y extirpar las blasfemias proferidas por los judíos.
La Cofradía del Nombre de Jesús llegó a confundirse con la del Nombre de Dios, siendo esta última aprobada en 1564 por el Papa Pio IV, y enriquecida por él mismo con numerosas indulgencias.
No sabemos por el momento la fecha exacta de la fundación de la Cofradía del Dulce nombre de Jesús en la parroquia de San Miguel de Palencia, pero todo nos hace suponer que fue a finales del siglo XV, cuando se constituyó una asociación o hermandad llamada "del santísimo nombre de Jesús" durante el pontificado del obispo de Palencia Fray Alonso de Burgos, O. P, y establecida en la parroquia de San Miguel por encuadrarse en su demarcación la judería, ubicada en torno a la calle de San Marcos, y llamada así después de la expulsión y futura conversión de los judíos. Se sabe que en esa fecha se produjo el bautismo de muchos judíos palentinos. Se encargó a los dominicos que cristianizasen el antiguo rito de la circuncisión, promoviendo el bautismo cristiano entre los circuncidados, y cambiándolos el nombre hebreo por el de "dulce" nombre de Jesús. Fueron los Dominicos los que impulsaron la asociación con sus predicaciones y conversiones masivas, ya que estos eran los grandes servidores de la palabra y los predicadores oficiales en las grandes celebraciones y fiestas. Trento concedió a esta orden la facultad exclusiva de dirigir y fundar esta cofradía en las parroquias. Los estatutos por los que se rigió la cofradía palentina durante muchos años fueron los aprobados después de Trento, que fue quien reguló su funcionamiento, siguiendo siempre el modelo de la redactada en tiempos de su fundador el R. P. Fr. Andrés Diez.
La Orden de Predicadores, desde su origen en el siglo XIII, siempre se señaló por una gran devoción al Santísimo Nombre de Jesús. Santo Domingo siempre lo tenía en sus labios y en su nombre hizo varias curaciones. Sus primeros discípulos, llenos de fe y confianza en el Nombre adorable de Jesús, sabían muy bien aprovecharse de la virtud admirable que dicho nombre encierra para conmover los pueblos y lograr la conversión de los pecadores.
El V.P. Fray Isnard, gran de voto del nombre de Jesús hizo muchas curaciones y milagros en su nombre; el V.P. Fray Pedro de Cataluña hizo lo mismo. Los más ilustres predicadores de la orden del siglo XIII rendían un culto particular a este símbolo de toda vida sobrenatural. San Pedro mártir de Verona San Vicente Ferrer, el B. P. Juan de Vicenza, Santa Catalina de Siena fueron grandes devotos y propagadores.
Los Papas, Gregorio XII, Clemente VIII siguiendo el ejemplo de Pio IV concedieron mucha indulgencias a esta cofradía, pero fue sobre todo el Papa San Pio V, dominico, el que más la potenció y más bulas la concedió.
El año 1606 el Papa Paulo V concedió de nuevo indulgencias a esta cofradía, y revocó por la Bula "Quum certas unicuique" las indulgencias concedidas por sus predecesores a todas las cofradías, excepto la del Santísimo Rosario.
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