Compromiso y libertad: artículo de José-Román Flecha Andrés en Diario de León (2-3-2013)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En una decisión totalmente inusual, el "Financial Times" pidió a Benedicto XVI un artículo para las vísperas de la Navidad. El día 21 de diciembre de 2012 publicó en primera página el artículo en el que el Papa comentaba el significado del Nacimiento de Jesús en un tiempo y en un lugar sometido al Imperio Romano.
Después se preguntaba si en un año que había comportado tantas privaciones económicas para muchos, no podríamos aprender algo de la humildad, la pobreza y la simplicidad del pesebre.
Algo de eso podía esperarse de un artículo que había de ser publicado con vistas a la Navidad, un tiempo para aprender a leer el Evangelio. Pero ahí enganchaba su mensaje. En el párrafo siguiente escribía el Papa: "Es en el Evangelio donde los cristianos encuentran inspiración para la vida cotidiana y para su implicación en los asuntos del mundo, ya sea en el Parlamento o en la Bolsa".
Evidentemente, lo que dice de estas dos actividades humanas, podría afirmarlo con relación a las diversas Ingenierías, a la Biotecnología, a la Medicina o a la Enseñanza. El cristiano hace siglos que ha hecho suya la famosa frase del dramaturgo latino Terencio: "Nada humano lo considero ajeno a mí". Con razón el Concilio se hizo eco de ella.
En el periódico londinense continua el Papa diciendo que "los cristianos no deberían huir del mundo; al contrario, deberían comprometerse en él. Pero su implicación en la política o en la economía debería trascender toda forma de ideología". En realidad no se diferencian de los no cristianos en lo que hacen, sino en por qué lo hacen. He aquí tres ejemplos:
? Los cristianos combaten la pobreza porque ven en toda persona la dignidad de quien ha sido creado a imagen de Dios.
? Los cristianos luchan por el reparto equitativo de los bienes de la tierra, porque se consideran administradores de la creación de Dios, con el deber de atender a los más débiles.
? Los cristianos se oponen a la avaricia y a la explotación, convencidos de que la generosidad y el amor enseñados y vividos por Jesús llevan a la plenitud de la vida.
Como se sabe, el marxismo tradicional solía acusar a los cristianos de abandonar el mundo presente por esperar el mundo futuro. Como lo hizo el Concilio, el Papa añade que la fe cristiana en el destino trascendente del hombre implica la urgencia de promover la paz y la justicia para todos.
Ahora bien, estos fines son compartidos por muchas personas. Por eso es posible y deseable una colaboración entre los cristianos y los demás. Es cierto que, recordando una famosa frase de Jesús, los cristianos no están dispuestos a entregar al César lo que solo corresponde a Dios.
Así pues, si rechazan a los falsos dioses de hoy, no es por una visión anticuada, sino porque no pueden aceptar compromisos con los que se ponga en peligro la dignidad de la persona humana. Ese es el riesgo y la grandeza de sentirse libres de las ataduras de las ideologías.
José-Román Flecha Andrés