In memoriam: Sor Inmaculada Durán Falcón (OSC)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El martes 17 de septiembre, un día antes de cumplir los ochenta y cinco años de edad, tuvo lugar en el Monasterio de Santa Clara de Alcalá de Guadaíra, el funeral por Sor Inmaculada Durán Falcón, Hermana Clarisa que había permanecido en el mismo desde su llegada en 1972, procedente del de Santa Inés, de Sevilla, al que había llegado por el cierre definitivo del de Palma del Río, en el que había hecho su Toma de Hábito, su Noviciado, su Profesión Simple y su Profesión Solemne.
El autor del texto y de la fotografía: Juan Jorge García García, presidente de la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española al Santísimo Sacramento
Natural de la vecina localidad de Utrera, poseía un gracejo y un sentido del humor constante y una sonrisa permanente, con las que alegraba día a día la vida de la Comunidad. Incluso en los últimos años, en que fue probada por la enfermedad, teniendo que ser atendida por sus hermanas de religión, nunca perdió la sonrisa y el sentido del humor en todas las situaciones que le planteaba la vida, siendo por ello, muy querida por todos los que tuvimos la suerte de conocerla y tratarla.
Prueba de este cariño fue la solemne Misa Corpore Insepulto, a la que acudieron once sacerdotes. Estuvo presidida por el Rvdo. P. Fray Florencio Fernández (OFM), acompañado de muchos de los párrocos de la localidad, a saber: Rvdo. D. Rafael Calderón, Cura Párroco de San Sebastián y Arcipreste de Alcalá; Rvdo. D. Manuel María Roldán, Cura Párroco de Santiago el Mayor, a cuya collación pertenece el cenobio; Rvdo. D. Antonio José Guerra, Cura Párroco de San Agustín; Rvdo. D. Javier Criado, Cura Párroco de la Inmaculada Concepción; Rvdo. P. D. Juan Manuel Melgar (SDB), director de la Casa Salesiana de Alcalá y Capellán del Monasterio; y otros sacerdotes, franciscanos y salesianos, hasta completar el número citado. Igualmente, estuvieron presentes un altísimo número de Hermanas Clarisas, venidas de diversos Monasterios, para acompañar a la Comunidad alcalareña en este trance; una nutrida representación de las Hijas de la Caridad de las dos casas que poseen en la ciudad, Rosalía Rendú y la Milagrosa, con la superiora de esta última a la cabeza, Sor Rosario; de las Siervas del Hogar de la Madre; de las Misisoneras de Acción Parroquial; representación municipal y de varias Hermandades y Cofradías, entre ellas la de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento radicada en la iglesia del Monasterio, del Stmo. Cristo del Perdón y de la Santímia Virgen del Águila coronada; también del Stmo. Cristo de la Cárcel de Mairena del Alcor, todas ellas muy vinculadas con la Comunidad de Clarisas, así como muchos fieles que llenaban completamente el templo, manifestando de esta forma su cariño y amistad hacia la fallecida y hacia las Hermanas.
Coincidía este día 17 con la Fiesta de la Impresión de las Llagas de Nuestro Padre San Francisco, de gran importancia en la Familia Franciscana. Asimismo, se daba la coincidencia de que la finada tomó el hábito el 17 de septiembre de 1958. Por ello, gran parte de la liturgia fue de esa fiesta franciscana.
El padre Florencio, en su homilía, destacó el cumplimiento de las bienaventuranzas que se habían leído en el Evangelio, en la figura de Sor Inmaculada, muy especialmente la de "?bienaventurados los mansos y humildes de corazón, porque ellos verán a Dios?", recalcando igualmente la alegría que siempre caracterizó a esta hermana, menuda de cuerpo pero grande de corazón.
Terminado el Santo Sacrificio de la Misa, los sacerdotes pasaron al coro, para realizar las oraciones finales de recomendación del alma ante el féretro, asperjándolo con el agua bendita e incensándolo como símbolo de que el cuerpo es templo del Espíritu Santo. Tras ello, una larga comitiva compuesta por la Cruz alzada y ciriales, sacerdotes y todas las hermanas presentes acompañaron por el Claustro grande el féretro hasta la cripta donde iba a ser inhumado entre los sentidos cánticos de los presentes. Tras las oraciones finales del presidente, se procedió a bajarlo a dicha cripta, cantándose en ese momento el bello himno a Nuestra Señora de los Ángeles entre la emoción contenida de todos los asistentes.
Se cierra así la vida terrenal de una monja sencilla, alegre, servicial, que parecía predestinada por el Señor para realizar la mayor parte de su vida religiosa en Alcalá de Guadaíra, porque tanto su Profesión Simple (1959) como su Profesión Solemne (1962) fueron realizadas el día 21 de septiembre, un día muy significativo en Alcalá, por ser el día de su patrón San Mateo. Una hermana que nunca olvidó sus raíces, y su honda devoción a la Santísima Virgen de Consolación, patrona de su Utrera natal, y que durante toda su vida supo, como las vírgenes prudentes del Evangelio, mantener encendida la llama de su lámpara, mientras esperaba la llegada del Esposo, su Señor Jesús. El mismo que ahora, tras muchos años a su servicio, fiel a la regla "Ora et labora", la ha llamado a su presencia, y que, al ver su perseverancia, esa llama encendida, le habrá dicho: "pasa al banquete de tu Señor". Por ello, estamos seguros de que en Sor Inmaculada tenemos una nueva intercesora en el cielo, que estará permanentemente rogando por todos nosotros.
Una Dama Pobre de Santa Clara, que supo seguir los dictados de Nuestro Padre San Francisco, tan amante de los animales que los llamaba "hermanos", cuidando con amoroso cariño de su lorito "Paquito", su acompañante en estos últimos años de enfermedad, como si de un "hermano" se tratara.
Descanse en paz, Sor Inmaculada, la Hermana de la eterna sonrisa.
NOTA:
En la foto aparece contemplando a la Santísima Virgen Reina de los Ángeles, CONSOLACIÓN y Gracia del Género Humano, el día de su bendición canónica por Monseñor D. Santiago Gómez Sierra (Obispo Auxiliar de Sevilla), 7 de mayo de 2014, imagen que está en el Presbiterio de la iglesia (lado del Evangelio) como cotitular de la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española al Santísimo Sacramento, de la que Sor Inmaculada, como todas las demás Hermanas Clarisas de Alcalá forman parte.