Monaguillo, fundador de una cadena importante de hoteles e inventor del buffet libre: la historia de fe de Gabriel Escarrer Juliá

Nacido en Palma de Mallorca, fue un insigne empresario que a pesar de sus errores no perdió la fe y contribuyó de manera determinante al bienestar de los españoles y al turismo mundial desde España

Alfonso V. Carrascosa

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Sabido es que España es una potencia en turismo a nivel mundial. En estos días se celebra en su capital FITUR 2025, una de las ferias internacionales de turismo más importante del mundo, al hilo de la categoría que en tal sector ha tenido siempre nuestro país. El interés por todo lo relacionado con este sector lo corrobora el hecho de que se han llevado a cabo y se siguen llevando adelante multitud de estudios científicos al respecto, que se dan a conocer en revistas especializadas. Uno de ellos, de acceso libre y que sigue batiendo récords de lectura y descargas es el monográfico que la revista 'Arbor' del Consejo Superior de Investigaciones Científicas dedicó al tema bajo el título ‘El turismo sostenible para el desarrollo’, publicado en 2017.

La circunstancia de que el CSIC fue fundado por católicos, que el primer director de 'Arbor' fue un fraile agustino, o que el mencionado número de 'Arbor' sobre el turismo lo publicó también un científico católico, sirvan estas coincidencias para abrir boca al objeto de este artículo que es el de subrayar la conciliación turismo-fe al más alto nivel internacional que se dio en Gabriel Escarrer Juliá, que pasó al Padre con 89 años.

Gabriel Escarrer Juliá nació en Palma de Mallorca en 1935. Se marchó a Londres para completar su formación y, tras retornar a España, puso en marcha el Hotel Altair en la Isla de Mallorca, de 60 habitaciones y donde aún mantiene su sede la empresa, cuando tenía poco más de 21 años. Fue en este proyecto de gestión en régimen de arrendamiento para el que necesitó la ayuda del párroco de la iglesia del barrio de Sor Armadans en la que antaño Gabriel había ejercido de monaguillo. Levantaba así en 1956 la primera piedra de lo que posteriormente se conocería como el grupo Meliá Hotels International. Durante seis décadas, el grupo consolidaría primero su liderazgo en España, cuna del turismo vacacional en Europa, donde hoy sigue creciendo.

Meliá fue la primera empresa hotelera en salir a bolsa en 1996, siendo actualmente la primera hotelera española por número de habitaciones (92.000 habitaciones) y la vigesimoquinta del mundo: con más de 400 hoteles en su haber distribuidos en 42 países. El nombre de Escarrer llegó a aparecer ligado a 270 empresas. Escarrer marcó hitos de gran importancia a nivel mundial, como el de abrir nuevos destinos turísticos en el Caribe –como Cuba- o en el sudeste asiático –Bali o en el Mediterráneo o idear los “buffets” libres de desayuno. También cometió errores, como el de haber aparecido ligado a los Papeles de Panamá. En 2016, fue nombrado 'embajador honorario de la Marca España'. Finalmente, en septiembre de 2022 recibió en el Palacio de Congresos de Palma, de manos del Rey, el VII Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial.

En el funeral celebrado en la Basílica de San Francisco de Palma, a rebosar, ofició el funeral su sobrino franciscano, Alfonso Vivert, que hizo un retrato de la vida más «desconocida» de su tío, que formó una familia cristiana de seis hijos y veinte nietos. Una de las frases que le definen la pronunciaba de manera habitual: “Mi gran pasión por la arquitectura hotelera; mi compromiso con la sociedad y el planeta; el valor esencial de las personas, capital humano de la empresa, y mi mejor obra, mi familia”. En la homilía, el franciscano señaló que «los valores sobre los que construyó su vida fueron los del evangelio», valores transmitió a «la gran prole Escarrer Jaume» y de los que él se empapó desde su niñez. Si su padre había sido monaguillo en Porreres, Gabriel Escarrer Juliá lo fue en El Terreno.

«Me pedía que enviara telegramas al cielo, como nos enseñó nuestra abuela Ana [Vanrell, la madre de Ana María Jaume, esposa del fallecido], su suegra, la que le ayudó en la primera etapa de su andadura empresarial. Cuando murió la abuela Ana en el año 2000, Gabriel me dijo: ‘A partir de ahora de los negocios de la empresa con el de arriba te encargas tú». Vivert subrayó que su tío que «siempre estuvo preocupado de las necesidades de los demás». Acabó sus días viendo la misa por la televisión. la misa por televisión y cómo la enfermedad «le había privado del habla y de caminar». Vivert terminó su homilía con el saludo franciscano que le repetía su tío: «Paz y bien».

Otro hombre de bien, insigne empresario que a pesar de sus errores no perdió la fe y contribuyó de manera determinante al bienestar de los españoles y al turismo mundial desde España.

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