Sentido y valor de la comisión del Papa Francisco ? editorial Ecclesia

Mucho se ha escrito y hablado de la decisión del Papa de crear una comisión asesora para el gobierno de la Iglesia universal y para la reforma de la Curia Romana (ver páginas 34 y 35 de nuestro número de la pasada semana). También nosotros queremos ofrecer nuestro punto de vista.

No cabe duda de la creación de esta comisión, integrada por ocho significativos cardenales de los cinco continentes y un obispo, es quizás la principal decisión tomada hasta ahora por el Papa Francisco. No cabe duda tampoco de que a lo largo de los siglos -fue el Papa Sixto V en 1588 quien institucionalizó lo que entendemos por Curia Romana- esta, la Curia, se ha ido reformando y que su última y actual configuración ?data de 1988 con Juan Pablo II- necesita de revisiones y modificaciones. E igualmente no cabe duda de cómo la Iglesia a lo largo de los tiempos se ha ido y se irá renovando. Minimizar, pues, la decisión del Papa es un error y una temeridad. Como también lo es la actitud contraria y echar precipitada e interesadamente las campanas al vuelo y al son de los sueños y las utopías de algunos.

A nuestro parecer, en el punto medio está la verdad y la justeza de este importante, esperanzador y destacado anuncio, efectuado precisamente al mes exacto de la elección del Papa Francisco. Se trata además de una respuesta a una petición formulada en las congregaciones generales de cardenales previas al cónclave. Y, por todo ello, es un hermoso y, por supuesto, legítimo ejercicio de gobierno papal y una positiva apuesta por la colegialidad, la comunión y la misión.