La vida humana ¿cuánto vale?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La vida humana ¿cuánto vale?
El otro día vi en las noticias que a Cristiano Ronaldo le faltó poco para no haber nacido, ya que su madre ante el miedo de unas posibles deformaciones, había decidido abortar. No pudo hacerlo gracias a que el sanitario de turno, el que tenía que hacer el estropicio, por objeción de conciencia no se prestó a ello. Y mira por dónde oía también en las noticias otro día, que hoy por hoy, Ronaldo no es solo el mejor futbolista, sino el deportista mejor dotado del mundo. ¡Qué ironías tiene la vida!
Siento una gran alegría al ver los esfuerzos enormes que a nivel mundial se están haciendo para luchar con la epidemia del Ebola. Y es que aquí nos damos cuenta de que por salvar una vida se debe hacer todo lo posible e imposible, hasta flotar un avión y evitar la muerte de los misioneros españoles en Liberia. Esto dignifica grandemente a la humanidad y este es el camino a seguir.
Pero a la vez siento una tristeza profunda por tantos escenario bélicos hoy día en los que parece que la vida humana no importa, hay otros intereses mas fuertes. Nos habíamos hecho la ilusión de que la tregua entre Israel y Hamás, propiciada por el Cairo, iba a ser por fin definitiva, podía llegar la paz. Y mira, por dónde, media hora después de acabar la tregua, Israel amenaza con seguir los bombardeos en Gaza, porque los palestinos de nuevo han tirado dos cohetes destructivos. Suma y sigue el sufrimiento y la muerte de tantos inocentes.
Dice el gran Homero en un conocido verso que cuando los dioses quieren perder a los mortales primero los vuelven locos. Hay que estar locos para empeñarse en seguir con guerras fratricidas, pues todas las guerras son fratricidas ya todos somos hijos de Dios. El presidente de Estados Unidos, Obama, nos ha dicho que no tiene más remedio que bombardear Irak, porque allá se está cometiendo con la población un verdadero genocidio. En aquellas tierras están muriendo muchos cristianos simplemente por serlo.
Estos días se han hecho grandes celebraciones para recordar los cien años de la Primera Guerra Europea. ¡Qué locuras se hicieron, cuánto dolor y muerte, lo recordamos con horror, y cien años después los humanos seguimos haciendo guerras! Da la impresión que en esto de la guerra la humanidad no tiene remedio. ¡Pues remédialo Tú, Señor mío!
Manuel de Diego Martín (Albacete)