Palabra de Dios
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Hace dos años, el Papa Francisco instauró un día para que los cristianos nos adentremos en la Palabra de Dios. ¿Por qué un domingo para esto si todos los días, todos los domingos, la escuchamos en la misa?
Seamos sinceros. No basta con ser, sino que debemos también experimentar. El Papa quiere que no nos acomodemos y que salgamos de nuestras rutinas. También al hablar del mensaje que Dios tiene para todas las generaciones. Ser católico no supone nada si no nos adentramos en la Sagrada Escritura. Como decía San Jerónimo, "ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". Mirémonos a nosotros mismos. Seamos sinceros con nosotros sin mirar a otros. ¿Leemos y reflexionamos todos los días la Palabra? ¿Lo hacemos los domingos? Y si lo hacemos, ¿somos coherentes en seguir a Jesús en su mensaje para este mundo? Claro que es necesario un Domingo de la Palabra. Es necesario ir a la fuente, a los Evangelios, empaparnos de los escritos que narran la vida del pueblo de Dios y la relación de este con Él; la figura de Jesús de Nazaret, hombre que abrió la vida eterna a todos; el cambio que supuso su vida para el mundo. Llevar a todos los hombres y mujeres del planeta este mensaje tan necesario y actual del cristianismo empieza por nosotros mismos y por una radical conversión. Y para ello, nada mejor que leer, reflexionar y compartir la Palabra de Dios.
A colación con la semana de oración por la unidad de los cristianos, más que nunca debemos tener presente que una de las cosas que más nos une a ortodoxos, anglicanos, protestantes, etc. es la Palabra. Nuestro nexo común que facilitará una unidad cristiana está en la Biblia. Recemos por esto. Recemos por la humanidad que en la Palabra tiene un mensaje de vida y esperanza para todos.
¡Feliz domingo de la Palabra!