Domingo de Pentecostés: el momento en el que comienza la labor de la Iglesia para anunciar el Evangelio

En 'Chateando con Dios', el periodista y sacerdote Josetxo Vera explica lo que celebra la Iglesia en este Domingo de Pentecostés, 50 días días después de la Resurrección de Cristo

Josetxo Vera

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Este domingo llega la fiesta de Pentecostés, que tiene lugar 50 días después de aquella noche en la que se celebraba la Resurrección de Jesucristo. Ahora los cristianos se vuelven a reunir para celebrar el envío del Espíritu Santo. Esa noche los Apóstoles y la Virgen María estaban reunidos por miedo a los judíos, y recibieron el Espiritu Santo en forma de unas lenguas de fuego sobre su cabeza. Es el momento en el que comenzó la actividad de la Iglesia para predicar el Evangelio y cumplir las palabras del Señor tras su Ascensión: "Id por todo el mundo, anunciad el Evangelio, sabed que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo".

En Pentecostés la Iglesia recibe esa misión y la lleva a cabo. El primer signo de la venida del Espíritu Santo es que todas las personas les escuchaban en Jerusalén, entendiendo lo que decían. Descubren cómo los Apóstoles, después de esta llegada del Espíritu Santo, les escuchan en su propia lengua, les entienden. Se ha producido lo contrario a lo sucedido en la Torre de Babel, donde la soberbia humana y el tratar de ser más que los demás y buscar el poder, les llevó a construir un gran edificio, el más alto del mundo, y el Señor decidió confundirlos para que no se dejaran llevar por la soberbia y siguieran al Señor.

De aquella confusión de las lenguas, ahora nos encontramos con la unidad de todos en una sola Iglesia. Todos caminamos hacia la unidad gracias al Espíritu Santo, y es lo que se celebra este Domingo de Pentecostés. ¿Cuál es la misión del Espíritu Santo en la Iglesia? Es el impulso de su misión, hacerse visible en todos los lugares. Estos días hemos visto cómo la Iglesia ha realizado más de 500 acciones nuevas con motivo del COVID-19. Es la fuerza del Espírtu Santo lo que moviliza a la Iglesia para atender a las necesidades de las personas.

Esa presencia del Espíritu Santo no está solo en la Iglesia, sino en cada uno de nosotros. Y vive dentro de nosotros para hacer santa nuestra vida cristiana. Es santificador. Es el protagonista de la vida cristiana que hay en nosotros. Por ello, tenemos que tener un trato personal con él. Crea un cauce para que tengamos buena relación con Dios.

Cuando tenemos una buena idea que se nos ha ocurrido de carácter caritativa, solidaria o rezar, nos lo está sugeriendo el Espíritu Santo desde dentro de nuestra alma. Parece que no existe, porque su voz es baja, para que parezca que la idea es tuya, pero es de tu alma.