Los regalos que recibimos de Dios y que aparecen reflejados en el Evangelio de este domingo

El periodista y sacerdote Josetxo Vera en 'Chateando con Dios' reflexiona sobre las Lecturas de este domingo y sobre los dones que Dios nos regala

Josetxo Vera

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Es importante tomar consciencia de los regalos que recibimos y agradecerlos. Entre los regalos más valiosos están los que Dios nos da y nos hace, aunque a veces tampoco nos damos cuenta: el regalo de la vida, el de las personas que están a nuestro lado cuidándonos, el regalo de una inteligencia, un don, una capacidad, los dones que recibimos de Dios, que a veces se nos escapan.

En las lecturas de este fin de semana tenemos un ejemplo muy admirable de un don especialmente significativo de Dios: el don que hace Dios a una mujer que ha atendido al profeta Elíseo, un hombre que va de un lado para otro, y que es bien acogido. La mujer le dijo a Elíseo: "Quédate en nuestra casa”. Y cada vez que pasa por ahí le dice, “quédate con nosotros”, y así una y otra vez. Y al final le dice a su marido, “vamos a hacerle una habitación a este profeta, que esté en nuestra casa, a nuestro lado, que venga y descanse con nosotros”. Es muy curiosa esta historia de la Sagrada Escritura que sale en el Segundo Libro de los Reyes, y vale la pena que leerla hasta el final, porque hoy en la Biblia, en la Primera Lectura, no dice cómo acaba la historia.

El hecho es que Elíseo se planta delante de la mujer y se pregunta cómo puede agradecer a esta mujer todo lo que ha hecho por él. Y entonces le dice: “Dentro de un año abrazarás a un hijo”. Esta mujer, que, con su marido, eran los dos mayores, y que no habían tenido hijos, el regalo que Dios le hace a través de Elíseo es la maternidad. Es uno de los grandes regalos que Dios nos hace, la aspiración más alta a la que se puede llegar, dar y crear vida. Y en eso tiene una parte importante Dios: la maternidad como regalo, como la gran aportación a la vida del mundo. Sin las madres el mundo no existiría, el mundo no valdría la pena porque no sería ni siquiera humano.

El segundo tema es el que sale en el Evangelio. Dice el Señor que el que pone a sus padres por delante de Él, no es digno de Él. Digamos que, en nuestra vida, el mensaje que recibimos es que lo primero es Dios. Por encima de nuestros padres, de nuestros hijos, de todas las cosas con las que tratamos a lo largo del día, por delante de todo está Dios. Es algo hermoso al que tenemos que dar vueltas porque a veces nos da la impresión que cualquier cosa va delante de Dios. Que tenemos que ir a Misa, pero antes tengo que entrenar, por ejemplo, o muchas otras cosas por las que Dios queda pospuesto.

El mensaje del Evangelio dice que lo primero, por delante de todos, es Dios. Acaba el Evangelio diciendo el Señor que “ni un vaso de agua que se dé a un servidor mío quedará sin premio en el Reino de los Cielos”. Todo lo que se da para beneficio del anuncio del Evangelio, de la expansión del Reino de Dios en la tierra será premiado por Él. Recuerda un poco a ese premio de la Primera Lectura que la mujer recibió como el don de la maternidad. Y nos recuerda también el mandamiento de la ley de la Iglesia, dice el Señor que “quien ayude a la Iglesia será bendecido por él, será recordado en el Cielo”.

Lo primero es la maternidad como don y regalo de Dios, lo segundo la obligación de poner a Dios por delante de todas las cosas y lo tercero recordar que cuando ayudamos a la Iglesia eso será recordado en el Cielo para siempre.