El mandato actual que nos deja la lectura de los textos bíblicos de este tercer domingo de Pascua

El periodista y sacerdote Josetxo Vera, nos da las claves en 'Chateando con Dios' del Evangelio de este domingo, 18 de abril

Josetxo Vera

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Celebramos ya este tercer domingo del Tiempo de Pascua, el tiempo que todo es como un eco de esa celebración de la Vigilia en la que se celebró la resurrección de Jesucristo y su victoria sobre la muerte de la que todos habíamos sido testigos el día de Viernes Santo.

El día de la Vigilia Pascual Jesucristo vence sobre la muerte y la alegría de la Pascua se prolonga durante 50 días. Nos metemos en las Lecturas y escuchamos un par de relatos que para nosotros son muy valiosos.

En primer lugar, el anuncio de Pedro, las primeras predicaciones del apóstol que coge sobre sus hombros la vida de la Iglesia y empieza a anunciar a los judíos lo que ha pasado, la alegría de Jesucristo resucitado. En la lectura del Evangelio escucharemos, una vez más, la primera aparición de Jesucristo a los apóstoles encerrados por miedo a los judíos.

Estos son los dos relatos que nos pueden ayudar en nuestra vida cristiana. Si vamos con lo primero, nos encontramos con Pedro, liberado de todo temor e impulsado por el Espíritu Santo, a anunciar a los judíos la resurrección de Jesucristo y les dice que eso era lo que estaba anunciado, que iban a recibir un Mesías, un Ungido que iba a salvar a todos. Ese es Jesucristo al que “rechazasteis y pedisteis el indulto de un asesino”.

Sin embargo, les dice también de no preocuparse, todo eso estaba previsto, “Él se entregaba como nuevo cordero pascual”. Le dice de pedir perdón. Nos viene bien saber que, en nuestra vida cristiana, aunque hagamos cosas mal siempre nos está esperando el perdón de Dios. La victoria en la vida cristiana no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta. Si para los judíos, que condenaron al Señor porque no supieron que era el Mesías, también es el perdón de Dios, para todos nosotros, que hacemos lo mismo que los judíos, y con más responsabilidad, también a nosotros nos va a perdonar de todo pecado.

El único problema que tenemos con el pecado es creer que nunca saldremos de él y siempre viviremos encerrados. Esa es la victoria del pecado, cuando nos quedamos postrados ante el pecado. El Señor nos invita siempre a levantarnos.

En la lectura del Evangelio escucharemos la aparición de Jesús a los apóstoles. El Señor se presenta con unas palabras que tantas veces hemos escuchado: “La paz esté con vosotros”. La paz es la serenidad del alma porque Jesucristo vive entre nosotros y estamos asentados en medio del Señor.

Es verdad que la pandemia y los problemas siguen, pero sin embargo tenemos la paz porque el Señor está con nosotros. Es el deseo de Jesucristo a unos apóstoles que se quedan muy impactados. La muerte de Jesucristo, tan dura y violenta, era tan evidente que la resurrección de Cristo le sorprende muchísimo. El Señor, para intentar reanimarlos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?» y ellos le ofrecieron un trozo de pescado asado. De alguna forma eso significa volver a la vida y hay una frase que coincide en el Evangelio y en el Hecho de los Apóstoles: “Nosotros somos testigos de esto”.

De alguna forma, el mandato que nos deja el Evangelio de este domingo es que hay que ser testigos del resucitado. Para eso lo primero es tener experiencia del Resucitado. Lo que nos pide la Iglesia en este tiempo es tener experiencia de Jesús que no es un acontecimiento de la Historia o un libro que estudiamos. Jesús es una persona con la que podemos hablar.

De esa experiencia del trato con Jesús tiene que surgir nuestro testimonio. ¿Por qué hoy no hay muchos testigos? La respuesta es que hay poca experiencia de Jesús en nuestra vida. En este tercer domingo del tiempo de Pascua pedimos al Señor que podamos ser testigos de Él y lo podamos anunciar a la gente de nuestro entorno que necesita sentirse liberado del pecado y del temor a la muerte, sabiendo que tenemos una vida eterna porque Jesucristo ha resucitado.