La procedencia bíblica de la expresión: "¡Qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas!"

El periodista y sacerdote Josetxo Vera centra 'Chateando con Dios' comenta el significado del Evangelio de este domingo de Cuaresma, 8 de marzo 

Josetxo Vera

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Hemos hablado alguna vez de pasajes que aparecen en la Biblia y que luego son de uso común, pero que la gente no sabe de donde vienen. Una de ellas es aquello de “¡qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas!”. Y si le preguntas a la gente por la calle “¿esto de dónde te suena?” y resulta que no les suena de nada. En el Evangelio de este domingo 8 de marzo, se hace referencia a esta cuestión, y que ha abordado el periodista y sacerdote Josetxo Vera en 'Chateando con Dios'.

En una frase de la Primera Lectura, se hace referencia a un encuentro que mantiene Dios con Abraham y le dice “sal de tu tierra”. Este tiempo de Cuaresma es precisamente el de salir de nuestra tierra.

Hace 3.700 años, Dios se planta en casa de Abraham y le dice:“Sal de tu tierra que voy a hacer de ti un pueblo numeroso”. Y Abraham, que es un tipo obediente, sale de su tierra y se encuentra con la tierra en la que Dios va a implantar su pueblo. Allí estará Jesucristo, unos cientos de años después, para anunciarnos que la tierra de los cristianos es toda la Tierra. Que todos los cristianos podemos venir de cualquier parte del mundo.

Pues en el Evangelio de este domingo escuchamos, en este tiempo de Cuaresma, el “sal de tu tierra”, que es una invitación a salir de nuestra limitación, de nuestro pecado, de las cosas que hacemos mal. “Sal de tu tierra” implica salir de todas esas cosas en las que te cobijas para no hacer lo que tienes que hacer: salir de tu tierra. Y en el Evangelio nos encontramos el pasaje en el que Jesucristo se lleva a una montaña alta a sus tres discípulos con los que tiene mayor afinidad: Santiago, Pedro y Juan.

En la montaña, Jesús les muestra su divinidad, que Él es el Hijo de Dios, que los discípulos comprueben que “estamos al lado del Mesías” con sus propios ojos. Y en el monte, allí subidos, Jesús cambia su rostro. Cambia sus vestiduras. Se les manifiesta como Dios. Es entonces cuando dicen la frase:“Que bien se está aquí”.Y es que con Dios siempre se está bien. No disminuyen los problemas, no disminuyen los enfados, no disminuyen las tristezas pero con Dios siempre se está acompañado, siempre se está bien. Y es la experiencia que tienen los apóstoles con Jesús, allí en el monte Tabor.

Pero además del cielo, sale una voz que dice: “Este es mi Hijo amado, mi predilecto. A este le tenéis que seguir, a este le tenéis que escuchar”. Es como la confirmación del Padre, que allí está el Mesías todopoderoso.

¿Y esto por qué pasa ahora? ¿Por qué en medio de la Cuaresma nos sale aquí la transfiguración? Porque Él es como la palabra de Jesús para sostenerse en la fe, sostenerse en el ánimo a los creyentes más cercanos, que están a punto de enfrentarse a la Pasión de su Maestro, a la muerte de Jesucristo. Jesús quiere manifestarse como el Señor para que ellos, en el momento de la cruz, recuerden que ese que está crucificado es el Salvador del Mundo. Para que lo puedan vivir, al menos, con esperanza. Es para nosotros una enseñanza que los apóstoles necesiten recibir el consuelo de Dios y la ayuda de Dios para el momento del sufrimiento.

A nosotros, esto nos tiene que ayudar a mirar nuestro sufrimiento siempre con esperanza. En la cruz siempre está el Salvador del Mundo. Está por ti, está por mí, está para el perdón de tus pecados, está para el perdón de los míos, está para darnos una vida eterna. Este mensaje de la Cuaresma nos puede ayudar a vivir en paz.

Recordemos: hay que salir de nuestra tierra, de esa tierra de confort en la que vivimos y que, a lo mejor, es una tierra de pecado y es una tierra de comodidad excesiva. Tenemos que ponernos en camino hacia la Pascua. Tenemos que recordar que solo con Jesús se está bien. “Qué bien se está aquí con el Señor”. Tenemos que recordar que Jesucristo es el Señor y que en el momento de dolor vendrá también la gloria.