El verano: una buena oportunidad para recordar a los becarios y a los aprendices de buen pastor
El periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves en 'Chateando con Dios' del Evangelio de este domingo
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Este tiempo de verano, con un horizonte de gente que se va de vacaciones aunque este año un poco especial como consecuencia de la pandemia. Pero también el tiempo de verano es de descanso y de becarios y aprendices. Son personas que están para aprender. Todos lo hemos sido.
Los becarios son gente buena, que vienen a ayudar y aprender. Pero no se puede esperar de ellos las soluciones, pero al menos que avisen de que hay un problema. En el Evangelio de este domingo se hablan de los becarios que están junto al Señor. Son aprendices de buen pastor. Avisan al Señor de que hay un problema, pero que no espere de ellos una solución.
Lo que ocurre es el que Señor ha ido lejos con la barca, y ha llegado a una tierra para descansar después de tanta labor apostólica. Pero los habitantes de la zona se enteran de que allí se encuentra Él y se acercan. Y el Señor que había ido a descansar, se compadece en su corazón por la vida de aquellas gentes. Muchos le piden una curación, solucionar algún problema o mostrarle sus necesidades. El Señor atiende a todos, y los discípulos que están con Dios, los llamados aprendices de buen pastor, le avisan de que se está haciendo de noche y es conveniente mandar a aquellas personas a sus casas para que coman allí.
El Señor les responde que no pueden mandarles a sus casas, sino que son los aprendices los que tienen que darles de comer. Los apóstoles no se atreven porque apenas tenían pan. El Señor ve la oportunidad de ser maestro y enseñarles a los aprendices lo que tienen que hacer: les pide que le traigan el pan. Bendice los panes y los peces para que se multipliquen.
El Señor no multiplica los panes y peces para repartirlos entre la gente, sino que se lo entrega a los discípulos para que fueran estos quienes lo repartieran. Es decir, el maestro enseña a los discípulos para que sean ellos quienes se preocupan de las necesidades de la gente y se pongan la medalla de la solución.
Es la delicadeza del maestro para dejar que sean los apóstoles los que se luzcan y aporten soluciones. Por tanto, extraemos dos enseñanzas en el Evangelio de este domingo: para los aprendices, la necesidad de colaborar en las soluciones de los problemas y poner los medios, los panes y los peces. Para los maestros la enseñanza es dejar que los demás se luzcan y sean bien acogidos. Porque algún día el Señor no estará con nosotros, pero estarán sus pastores.
Dios siempre está atento a tus necesidades, por lo que hay que pedirle. Todos somos un poco becarios de buen pastor, pero podemos ayudar. Es o que nos pide Dios.