La reacción de Jesucristo cuando San Pedro se hundía en las aguas revueltas del lago: "¿Por qué dudas?"

El periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves del Evangelio de este domingo en 'Chateando con Dios'

Josetxo Vera

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La semana pasada el periodista y sacerdote Josetxo Vera hablaba en 'Chateando con Dios' de los aprendices de buen pastor junto al Señor, porque estamos en tiempo de becarios y porque el Evangelio de los domingos en estos días nos habla de cómo los apóstoles aprenden a ser bueno pastores. Este domingo tenemos una segunda parte de becarios. La semana pasada comentábamos cómo el Señor hizo la multiplicación de los panes y los peces después de decir a los apóstoles "dadle vosotros de comer". El Señor les enseña cómo lo tienen que hacer.

En el Evangelio de este domingo tenemos la continuación de ese pasaje. Lo primero es una enseñanza para ser maestro y buen pastor. Jesús sació a la gente que tenía cerca tras multiplicar los panes y los peces. Tras darle de comer a la gente que se había acercado a Él, Jesús atiende a los apóstoles y lo tercero que hace es ir al monte a orar, atendiendo a Dios, su padre. Eso es lo que hace un buen pator. Atender a los que le han sido confiados, a los que tiene cerca y finalmente ponerse delante de Dios para darle gracias y ponerse objetivos en la vida.

Es lo que debemos hacer cada uno de nosotros, atender nuestro trabajo, a nuestros seres queridos y estar cerca de Dios, que nos enseña a ser maestro. Los aprendices estaban, según el Evangelio, en la barca con el viento en contra en el lago. Estaban asustados.

El Señor, que ya ha hecho su oración, camina por el lago revuelto, y la proximidad del maestro deja a los discípulos en la barca mirando alucinados. Por eso, el maestro se acerca con una palabra de confianza. Si queremos ser buenos pastores tenemos que dar una palabra de confianza a los que tenemos cerca y decir: “Ánimo, soy yo, no tengáis miedo”. El miedo se asusta de esta manera. Así las cosas, Jesús se acerca a los apóstoles atemorizados en la barca para que vuelva la paz.

El aprendiz primero, San Pedro, se vuelve al Señor y le dice... "si eres el Señor di que vaya a tu encuentro caminando por las aguas". El señor le responde “ven” y San Pedro se baja de la barca, camina y se empieza a hundir porque le falta la confianza en el Señor. Pero el Señor le ayuda, le agarra, le lleva a la barca y después la tempestad se serena.

Jesús mira a San Pedro y le pregunta... "¿por qué dudas de mí después de tantas palabras que se han cumplido y tantos milagros?" A nosotros nos pasa igual, porque cuando nos vienen mal dadas damos un paso atrás y Jesús nos dice... "¿Por qué tienes miedo?". No tenemos motivo de queja, porque Jesús está de nuestro lado. Nos ha dado la vida cristiana, el don de la fe, la esperanza para una vida eterna. Él no falta nunca, hasta el fin del mundo. Por tanto, seguimos siendo una cuadrilla de becarios, para que Dios nos oriente por el camino correcto.

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