La conversación entre el joven rico y Jesucristo, protagonista en el 'Chateando con Dios' de este domingo
El periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves del Evangelio de este domingo, 10 de octubre
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Chateando con Dios del periodista y sacerdote Josetxo Vera comienza con una frase que aparece en las Lecturas de este domingo, 10 de octubre: “La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo”.
Esto lo saben bien las personas que leen y escuchan la palabra de Dios y se acercan a ella, porque ven que esa espada de doble filo va tajando en su alma y corazón, dibujando en su vida el rostro de Cristo.
La palabra de Dios es tajante y eficaz. En esta lectura del Evangelio, las espadas se escucharán en la Segunda Lectura del domingo, con ejemplo real de cómo de tajante, viva y eficaz es la palabra de Dios, porque narra el encuentro de Jesús con el joven rico.
Empieza la narración diciendo que cuando el Señor se iba del lugar, se acercó un joven rico corriendo porque quería conocer a Jesús, y le hace una pregunta importante que se repite en el Evangelio de este domingo: “¿Qué tengo que hacer para heredar la Vida Eterna? Ya sé como tengo que ganarme esta vida, como es estudiar trabajar... ¿pero y la Eterna?
El Señor le da una contestación que deja sereno al joven: “Cumplir los mandamientos” (no matar, no robar, no engañar, honrar a tus padres...). El Señor le recuerda los mandamientos que se refieren a la relación con los demás, porque se supone que los tres primeros los tiene, como es adorar a Dios y sus fiestas.
El joven rico le contesta que cumple con todos los mandamientos y puede por tanto heredar la Vida Eterna. Pero la palabra de Dios es tajante y eficaz: “Si tu ya haces todas esta cosas, te pido una más, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y después síguime”. Es decir, aprovecha el Señor para enseñarle cómo ser discípulo suyo, ir a su lado, dejar atrás tantas cosas para seguirle.
El Evangelio dice que el joven rico se fue triste porque era rico. Las riqueza produce tristeza, cuando se miran a la luz de la vida cristiana, producen tristeza porque son fuentes de problemas, de dificultades para comprender lo que Dios nos pide. El joven se quedó pensando, pero se fue triste porque era muy rico.
Cuando el joven rico se fue, los discípulos le hacen la pregunta al Señor: “¿Quién puede salvarse?” El Señor les dice una frase contundente: “A los ricos les es difícil salvarse, porque tienen su corazón en lo material y no en seguir a Cristo”.
Para Dios, todo es posible. A veces creemos que nuestra salvación depende de nosotros y nuestra vida cristiana nos da la salvación. Es al contrario, Jesucristo nos salva en la Cruz, y a nosotros nos queda acoger esa salvación. Tenemos que cambiar la mentalidad.