El encuentro entre María e Isabel, protagonista del Evangelio de este cuarto domingo de Adviento

En la nueva entrega de 'Chateando con Dios', el periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves del Evangelio de este domingo, 19 de diciembre

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Ya veis que hoy hago esto video desde el belén de mi casa. El ambiente navideño no puede esperar a que nazca el niño. De hecho, lo que estamos viviendo en este tiempo es el de Adviento, un tiempo de preparación, por dentro y fuera de nuestro corazón, para poder celebrar con alegría grande el nacimiento de Jesús. Seguro que en las casas está todo preparado, las compras están hechas, pero no estoy seguro que nuestro corazón está preparado para la fiesta de la Navidad.

Hoy escuchamos en las Lecturas una llamada de atención a la ciudad de Belén, donde dice la tradición que nació Jesús. No es la más pequeña de las ciudades de Israel porque en ella nacerá el Salvador del mundo. Nosotros lo hemos representado y hasta el día de Navidad no viene el Niño Jesús y por eso el pesebre está vacío. Pero eso alienta nuestra esperanza. De hecho, ya están todos esperándolo: los pastores, la mula y el buey, San José y la Virgen Maria. Es un signo visible de una realidad del corazón, la esperanza de una salvación que se acerca.

Nosotros sabemos que esta salvación ya ha tenido lugar, que Jesucristo ya nos ha salvado y lo que nos queda ahora es disfrutar de la salvación, hacerla participe a los demás. Esto es lo que vamos a ir viviendo en estos días.

Hay una escena preciosa en el Evangelio de esta semana en la que Maria se encuentra con su prima Isabel. Las palabras de Isabel nos las encontramos tantas veces porque dice esa expresión tan conocida por todos: “Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús”. Esa alegría de Isabel es un don del cielo, la experiencia de la cercanía de Jesús que nos deja el corazón lleno de paz.

Es una escena preciosa que nosotros debemos repetir en este tiempo con nuestra propia vida: sentir la cercanía de Jesucristo, remover todos los obstáculos que queden para que el Señor se haga visible en nuestra vida y hacer partícipes de esta alegría personal a los demás

Esta semana tenemos tiempo para pedir perdón, conocer mejor al Señor que viene, para vivir la caridad especialmente con los que tenemos cerca y con los que sufren y están enfermos. Tenemos tiempo de compartir esa salvación con los demás. En estos días en los que mucha gente vive agobiada por las compras y las cenas, nosotros, además de ayudar, podemos poner un tono de esperanza. Lo que nosotros celebramos es el nacimiento de Jesús que aparecerá en el centro del belén como una esperanza realizada. Jesucristo nos trae la salvación.

Vamos a prepararnos en estos días que quedan para la Navidad, vamos a escuchar esta palabra de Dios con ese acontecimiento tan hermoso que nos ayuda a vivirlo por dentro y compartirlo por fuera.

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