Gracias al Evangelio somos comunidad orante que se solidariza con los problemas de los demás
Hoy Miguel Ángel Aragón nos habla de la misión en Japón.
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El ritmo de la vida en Japón es de levantarse cuando el sol amanece. Es muy temprano. Y lo primero como misionero, y en las comunidades cristianas con las que camino lo primero es celebrar la Eucaristía. Que somos una Iglesia también orante. Me gusta esto decirlo porque a veces nos identifican mucho a la Iglesia Católica con la acción social. Y yo eso me alegro porque, evidentemente, los valores del Evangelio nos han llevado a amar al hombre y a la mujer y a solidarizarnos con sus problemas.