María Ángeles, la mujer que se refugió en la fe tras perder a un hijo: "Me veo muy reflejada en la Virgen"

La Semana Santa nunca ha sido fácil para ella, que también perdió a su marido años después. Sin embargo, ha salido adelante ayudando a los demás a hacerlo

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 23 de marzo de 2006 quedó marcado para siempre en la vida de María ÁngelesEse día, perdió a su hijo Miguel Ángel en un accidente de tráfico. Por desgracia, no todo quedó ahí: su marido no pudo aguantar el sufrimiento derivado de esta trágica noticia y se suicidó años más tarde, en medio de un gran dolor. Por tanto, nuestra protagonista se quedó sola, con los recuerdos como únicos vestigios de dos de sus seres más queridos. Y, sin embargo, pudo y supo salir adelante. ¿Cómo? A través de la fe.

Es la que le ha permitido sacar fuerzas de flaqueza para salir adelante en su día a día. Este transcurre en Granada, donde María Ángeles imparte catequesis a los niños y da clases para recuperar puntos del carnet de conducir. “Los días de Semana Santa son doblemente dolorosos para mí. Mi hijo es músico, y estoy segura de que estará tocando la trompeta estos días. Hace 14 años, pero no puedo sentir la música y la Semana Santa. Me es imposible todavía”, reconoce María Ángeles para 'Unidos en COPE'.

“Miguel Ángel es un niño muy especial, y Dios quiere a los especiales. Siempre riendo, muy travieso, muy cariñoso... Teníamos una unión muy grande […] Este Jueves Santo lo estoy viviendo, desde luego, desde la fe, desde la casa y como de verdad se tienen que vivir la Semana Santa y su significado. Como madre, me veo muy reflejada en la Virgen María por ese dolor tan grande que ella vivió. No me quiero comparar a ella, porque no llego a su nivel, pero la comprendo perfectamente”, confiesa también.

“¡Cómo sería la multa que pagaría yo por tener a mi hijo aquí!”

María Ángeles está segura de que su hijo está con Dios. “Cuando tengo que pedirle algo a Dios, se lo digo a Miguel Ángel. Rezo todos los días y se lo digo. Es mi mensajero, mi intermediario”, cuenta con todo el orgullo del mundo. Su cariño hacia los jóvenes es el que le impulsa a ayudarles todo lo que puede a la hora de corregir sus malos hábitos en la carretera: “Nosotros les hacemos comprender que quitar puntos del carnet no es cuestión de dinero. Les digo que imaginen cómo sería la multa que pagaría yo por tener a mi hijo aquí, cuántos cursillos pagaría yo por que estuviera conmigo”.

Sobre sus alumnos, revela que “empiezan con una rabia muy grande y después (la mayoría) se echan a llorar, porque comprenden lo que han causado o lo que podían haber provocado”. Destaca el caso de quienes, por estar hablando con el móvil, le han quitado la vida a otra persona (lo sufrió su hijo). O de aquellos que han cometido errores también irreparables debido a la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas.

“Al terminar su condena, les digo: '¿Vosotros habéis pagado?' Me dicen que claro. '¿La persona a la que habéis quitado la vida vuelve a los cuatro años?' Se quedan... y dicen que no. '¿Cómo se paga? Con vuestros actos. Diciendo que esto no lo vais a volver a hacer. Si te conciencias para no volverlo a hacer, se ve arrepentimiento y se paga'. La misión que tenemos nosotros es que se den cuenta de eso”, sentencia María Ángeles sobre una labor que le permite ayudar a otros a no cometer el error fatal que, días antes de la Semana Santa de 2006, acabó con la vida de su hijo. Y que, sin ella saberlo entonces, le ha hecho más fuerte.

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