Homilía para 2 Domingo de Cuaresma, B, (1-3-2015)

Homilía para 2 Domingo de Cuaresma, B, (1-3-2015)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Homilía para 2 Domingo de Cuaresma, B, (1-3-2015)

"El Hijo amado" es el título de la reflexión homilética del sacerdote y teólogo José-Román Flecha Andrés para 2 Domingo de Cuaresma, B, (1-3-2015)

"No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo" (Gén 22,12). El ángel del Señor detiene así la mano de Abrahán, dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. A cambio Dios le promete la bendición de una descendencia innumerable, como las estrellas del cielo y las arenas de las playas.

Este relato bíblico ha escandalizado a muchos creyentes, que se preguntan cómo Dios puede pedir a un padre que le sacrifique su único hijo. El contexto histórico cultural puede ayudar a entenderlo. Los pueblos cananeos, como tantos otros, reconocían a sus dioses como origen y dueños de la vida. Por eso les ofrecían la vida de los primogénitos.

Pero el pueblo de Israel ha comprendido que su Dios no quiere la vida humana. Y que ésta puede ser representada por el sacrificio de un animal. Andando el tiempo habrá de descubrir que no basta ofrecer la sangre de un animal. Dios prefiere el sacrificio de un corazón contrito y humillado. Ese es el verdadero sacrificio. Abrahán ha dado prueba de su obediencia a Dios. Y eso basta para demostrar su fidelidad y alcanzar las bendiciones del Señor.

ENTREGA Y PROMESA

En este segundo domingo de cuaresma el evangelio de Marcos (Mc 9, 1-9) propone a nuestra meditación el relato de la transfiguración de Jesús en el monte. Cabe preguntarse qué relación guarda este texto con el del libro del Génesis que se lee en la santa misa.

LOS SIGNOS Y LA VOZ

El relato evangélico de la transfiguración de Jesús nos revela la identidad y la misión de Jesús, alimenta nuestra contemplación y orienta nuestra vida de creyentes:

– "Señor, Padre santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alégranos con el gozo interior de tu palabra; y, purificados por ella, contemplaremos con mirada limpia la gloria de tus obras. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén".

José-Román Flecha Andrés