Una boda en Caná
Una boda en Caná
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"Ya no te llamarán ?Abandonada?, ni a tu tierra 'Devastada?; a ti te llamarán ?Mi predilecta? y a tu tierra ?Desposada?; porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá un esposo". En esta profecía que se encuera en el libro de Isaías, la imagen del matrimonio refleja el amor de Dios hacia su pueblo elegido (Is 62, 5).
Las gentes de Israel recordaban que su tierra había sido invadida y destrozada por los enemigos. Pero han de creer que Dios es misericordioso y fiel. Y que su amor es mucho más fuerte y definitvo que los más poderosos enemigos.
No es extraño que el salmista invite a los fieles a proclamar abiertamente esa bondad de Dios: "Contad las maravillas del Señor a todas las naciones" (Sal 95).
Durante siete domingos se nos propone la lectura de tres capítulos de la primera carta a los Corintios. Hoy es una buena ocasión para descubrir los diversos carismas que enriquecen a nuestra comunidad (1 Cor 12, 4-11).
SIGNO DE BENDICIÓN
El evangelio nos recuerda una boda que se celebraba en Caná de Galilea. Allí estaban María, Jesús y los discípulos que él había ya elegido (Jn 2, 1-12). Según el papa Francisco, "en el milagro realizado en Caná, podemos ver un acto de benevolencia por parte de Jesús hacia los novios, un signo de la bendición de Dios sobre el matrimonio".
En este tiempo en que nos ha tocado vivir, es bueno recordar la presencia de Jesús en una fiesta de bodas. El matrimonio se ha desvinculadao de la fe, incluso entre los creyentes. Hoy se olvida que el amor es un misterio y que la fecundidad es un don divino. Son muchos los que piensan que el amor es solo sentimiento más que un compromiso.
Pero, según el papa Francisco, "el milagro de Caná no tiene que ver solo con los esposos. Cada persona humana está llamada a encontrar al Señor en su vida?.El relato de las bodas de Caná nos invita a redescubrir que Jesús? se presenta como Aquel que responde a las esperanzas y a las promesas de alegría que habitan en el corazón de cada uno de nosotros".
LOS SIGNOS Y LA FE
El evangelista incluye en el relato de este primer "signo" obrado por Jesús, tres frases suyas que nunca deberíamos olvidar.
Señor Jesús, deseamos invitarte para que estés presente en todos los momentos de nuestra vida, especialmente los más sigificativos. Sabemos que tú puedes transformar en vino generoso el fruto de nuestros esfuerzos. Bendito seas por siempe. Amén.