¿Por qué los jóvenes se sienten alejados de la Iglesia?: "Hay que dar tirones de oreja y vendernos mejor"

En 'Apuntado a lo alto', dos jóvenes católicos explican los motivos por los que este colectivo es el más despegado a la Iglesia: "Vivimos la fe sin rigidez ni tabúes"

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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En los últimos años, buena parte de los jóvenes se han despegado de la Iglesia, al no encontrar respuestas a sus demandas. ¿Cómo puede emprender la institución un camino de reencuentro? Es la pregunta que ha planteado Raúl Tinajero en la tercera entrega de la octava temporada de 'Apuntando a lo alto'.

Durante 'Diálogo abierto', el sacerdote ha tenido la oportunidad de analizar este asunto con dos chicos jóvenes: Irene Correa, politóloga que colabora en la pastoral de las Adoratrices y con Felipe Roca, joven mallorquín que reside en Madrid, y que pertenece a la 'Juventud Idente'.

Ambos creen que el distanciamiento existe, aunque Irene considera que entre los jóvenes hay cierto desconocimiento sobre la labor de la Iglesia en la sociedad: “Hay mucho desconocimiento. Creemos que la Iglesia no ha evolucionado, le cargamos el San Benito de que no hay renovación, cuando ha cambiado mucho, ha evolucionado, se acerca a los jóvenes y hay muchas maneras de abordar esa relación con la Iglesia que los jóvenes desconocen”, asegura.

Para Felipe, existe un claro divorcio que obedece a un cambio generacional en España y Europa. No obstante, recuerda que en los últimos tiempos han surgido nuevos movimientos eclesiales con aires renovadores: “No cambiamos nuestra verdad, pero hay más de lo que se cree y mucha oferta para los jóvenes”.

Para ilustrar este asunto, 'Apuntando a lo alto' ha salido a la calle para preguntar a los jóvenes si son, o no, creyentes y han recibido los Sacramentos de iniciación cristiana. En la mayoría de los casos, los encuestados están bautizados, pero por pura tradición familiar, más que por creencias.

En cuanto a la Primera Comunión, ya el porcentaje desciende de manera considerable: “Mi familia no es católica y no la hice”; “mi familia no es muy creyente”, afirman algunos. Otros confirman haber recibido la Comunión, pero por decisión de sus padres o simplemente porque sus compañeros de clase también la hicieron.

Preguntados por la edad media que creen asisten con regularidad a Misa, todos ellos consideran que son gente de edad avanzada, al vincularlo a una tradición antigua: “La gente ha ido perdiendo confianza en la Iglesia por ser una institución arcaica”, ponía de manifiesto uno de los encuestados.

Para Irene Correa, estas respuestas merecen una profunda reflexión por parte de las familias, los propios jóvenes y de la Iglesia: “Debemos de dar tirones de oreja, primero a esas generaciones que han bautizado o impulsado a sus hijos a hacer la Comunión pero que no transmiten valores reales del cristianismo. A los jóvenes porque muchas veces hacemos lo que nos conviene y nos apuntamos a las tradiciones que nos interesan, pero no le damos la oportunidad a otras tradiciones de demostrar la vivencia que trae detrás”.

De esta manera, considera que es “labor de jóvenes de querer descubrir, de aquellos que nos han iniciado en este camino cristiano que nos lo sigan descubriendo y la Iglesia debe vender mejor lo que se hace. La Iglesia no es la de antes. Ya no hay temas tabús, eso se acabó hace mucho tiempo”, subraya.

Para Felipe Roca, el hecho de que los bautizos o las comuniones se realicen por tradición familiar sin un vínculo real con la fe, “no da frutos”. A juicio del mallorquín, ser cristiano hoy en día es un signo de valentía, máxime en un mundo “donde el peso de las modas y tendencias es muy fuerte”.

Finalmente, ha aclarado que en la Iglesia no hay tabúes: “Cuando hablo con personas y le digo que soy católico y voy a Misa, piensan que existen ciertas cosas que no pueden hablar conmigo. Necesitamos naturalidad, vivimos la fe con flexibilidad, no con rigidez. No quiere decir que cambiemos nuestra verdad, sino que la reafirmamos, pero abierto a hablar de todo y no escandalizarnos por no estar de acuerdo. Tenemos que explicar por qué creemos en lo que creemos. Es perder el miedo, ser naturales y transmitir nuestra fe”, sostiene.

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