Los nombres prestados

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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conviene decir cuanto menos mejor para enfrentarse a ella como se debe, a ciegas. Así que del último Premio de Novela Café Gijón,

de

diré lo esencial: que introduce y desarrolla, desde la narrativa, con acierto, y como pocas creaciones del género españolas, los conceptos de pecado, perdón y compasión.

Lo hace al hilo de una trama desplegada en un lugar —los pueblos de España— y en un contexto —los años ochenta y el terrorismo del FRAP— que sin resultar novedosa, se las arregla para parecerla —será por el narrador onmisciente, o por la credibilidad de sus personajes, o porque el lector queda inmerso en la acción—.

Los nombres prestados está planteada con originalidad e ingenio, escrita como escribe Ravelo, con precisión y sin fuegos de artificio, y se lee en dos sentadas, que es otra cosa más que conviene decir —porque se busca— de toda novela negra.