EVANGELIO DEL DÍA

Evangelio 23 diciembre: "Bienaventurada la que ha creído"

San Lucas 1, 39-45

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El Evangelio del día 23 de diciembre de 2018 con las lecturas de hoy:

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,39-45:

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:

"¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientreBienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá".

Primera lectura

Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4):

Esto dice el Señor:

"Y tú, Belén Efratá,

pequeña entre los clanes de Judá,

de ti voy a sacar

al que ha de gobernar Israel;

sus orígenes son de antaño,

de tiempos inmemorables.

Por eso, los entregará

hasta que dé a luz la que debe dar a luz,

el resto de sus hermanos volverá

junto con los hijos de Israel.

Se mantendrá firme,

pastoreará con la fuerza del Señor,

con el dominio del nombre del Señor, su Dios;

se instalarán, ya que el Señor

se hará grande hasta el confín de la tierra.

Él mismo será la paz".

Salmo 79,2ac.3c.15-16.18-19

R/. Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

V/. Pastor de Israel, escucha,

tú que te sientas sobre querubines, resplandece;

despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

V/. Dios del universo, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña.

Cuida la cepa que tu diestra plantó, 

y al hombre que tú has fortalecido. R/.

V/. Que tu mano proteja a tu escogido, 

al hombre que tú fortaleciste. 

No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 10,5-10:

Hermanos:

Al entrar Cristo en el mundo dice:

"Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas,

pero me formaste un cuerpo;

no aceptaste

holocaustos ni víctimas expiatorias.

Entonces yo dije: He aquí que vengo

—pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí—

para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad".

Primero dice: "Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la ley. Después añade: "He aquí que vengo para hacer tu voluntad".

Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Temas relacionados