EVANGELIO DEL DÍA

Evangelio del 9 de julio: "Rogad al Señor que mande trabajadores a su mies"

San Mateo 9, 32-38

Redacción Religión

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El Evangelio del día 8 de junio de 2019 con las lecturas de hoy:

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9,32-38

En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló.

La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa igual".

En cambio, los fariseos decían: "Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios".

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.

Entonces dijo a sus discípulos: "Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies".

Puedes leer el Evangelio y las lecturas de ayer pinchando aquí.

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 32, 22-32

En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc; pasó con ellos el torrente e hizo pasar sus posesiones. Y él quedó solo. Un hombre luchó con él hasta la aurora; y, viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa, mientras peleaba con él.

Dijo: "Suéltame, que llega la aurora".

Respondió: "No te soltaré hasta que me bendigas".

Y le preguntó: "¿Cómo te llamas?2

Contestó: 'Jacob'.

Le replicó: "Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con hombres y has podido".

Jacob, a su vez, preguntó: "Dime tu nombre".

Respondió: "¿Por qué me preguntas mi nombre?"

Y le bendijo. Jacob llamó aquel lugar Penuel, diciendo: "He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo".

Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.

Salmo 16,1.2-3.6-7.8.15

R/. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor

Señor, escucha mi apelación,

atiende a mis clamores,

presta oído a mi súplica,

que en mis labios no hay engaño. R/.

Emane de ti la sentencia,

miren tus ojos la rectitud.

Aunque sondees mi corazón,

visitándolo de noche,

aunque me pruebes al fuego,

no encontrarás malicia en mí. R/.

R/. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor

Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;

inclina el oído y escucha mis palabras.

Muestra las maravillas de tu misericordia,

tú que salvas de los adversarios,

a quien se refugia a tu derecha. R/.

Guárdame como a las niñas de tus ojos,

a la sombra de tus alas escóndeme.

Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,

y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.