“Él los curó a todos”

San Mateo 12, 14-21

curacion

Redacción Religión

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 12, 14-21

En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.

Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron.

Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.

Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías:

«Mirad a mi siervo, mi elegido,

mi amado, en quien me complazco.

Sobre él pondré mi espíritu

para que anuncie el derecho a las naciones.

No porfiará, no gritará, nadie escuchará su voz por las calles.

La caña cascada no la quebrará,

la mecha vacilante no la apagará,

hasta llevar el derecho a la victoria;

en su nombre esperarán las naciones».


Primera lectura

Lectura de la profecía de Miqueas 2, 1-5

¡Ay de los que traman el crimen

y planean pérfidas acciones en sus camas!

En cuanto apunta el día las ejecutan,

porque tienen poder.

Desean campos y los roban,

casas, y se apoderan de ellas;

oprimen al cabeza de familia

y a los suyos,

explotan al ciudadano y sus bienes.

Por tanto, esto dice el Señor:

«Yo también tramo

contra estas gentes un mal

del que no podréis apartar el cuello

y no andaréis con la cabeza alta,

pues serán malos tiempos aquellos.

Aquel día os dedicarán una sátira,

se cantará una elegía que diga:

“Estamos totalmente perdidos,

pues se reparte el lote de mi pueblo;

¿cómo se volverá hacia mí

para restituir nuestros campos

que ahora está repartiendo?”.

Por ello, no tendrás quien te eche a suertes

un lote en la asamblea del Señor».

Salmo de hoy

Sal 9, 22-23. 24-25. 28-29. 35 R/. No te olvides de los humildes, Señor.

¿Por qué te quedas lejos, Señor,

y te escondes en el momento del aprieto?

En su soberbia el impío oprime al infeliz

y lo enreda en las intrigas que ha tramado. R/.

El malvado se gloría de su ambición,

el codicioso blasfema y desprecia al Señor.

El malvado dice con insolencia:

«No hay Dios que me pida cuentas». R/.

Su boca está llena de maldiciones,

de engaños y de fraudes;

su lengua encubre maldad y opresión;

en el zaguán se sienta al acecho

para matar a escondidas al inocente. R/.

Pero tú ves las penas y los trabajos,

tú miras y los tomas en tus manos.

A ti se encomienda el pobre,

tú socorres al huérfano. R/.

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