"Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos"

San Mateo (8, 18-22)

"Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos"

Redacción Religión

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,18-22):

En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.» Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»

Palabra del Señor

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (18,16-33):

Cuando los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia Sodoma; Abrahán los acompañaba para despedirlos. El Señor pensó: «¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que pienso hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, con su nombre se bendecirán todos los pueblos de la tierra; lo he escogido para que instruya a sus hijos, su casa y sucesores, a mantenerse en el camino del Señor, haciendo justicia y derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido.» El Señor dijo: «La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.» Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?» El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.» Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?» Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.» Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta.» Le respondió: «En atención a los cuarenta, no lo haré.» Abrahán siguió: «Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?» Él respondió: «No lo haré, si encuentro allí treinta.» Insistió Abrahán: «Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?» Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré.» Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?» Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré.» Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su puesto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no está siempre acusando

ni guarda rencor perpetuo. R/.

No nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,

se levanta su bondad sobre sus fieles. R/.