"Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre"
san Juan (1,43-51)
Publicado el
2 min lectura
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan 1,43-51
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro.
Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3,11-21:
Queridos hermanos: Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas. No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos.
El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva permanentemente en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros.
También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo. Queridos, si el corazón no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios.
Salmo
Sal 99
R/. Aclama al Señor, tierra entera
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.