"¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre?"

San Marcos (2,23-28)

"¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre?"

Redacción Religión

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,23-28)

Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas.

Los fariseos le dijeron: «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»

Él les respondió: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.»

Y añadió: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»

Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (16,1-13)

En aquellos dias, el Señor dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»

Samuel contestó: «¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.»

El Señor le dijo: «Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.»

Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: «¿Vienes en son de paz?»

Respondió: «Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.»

Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»

Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»

Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»

Jesé hizo pasar a Samá; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»

Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»

Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»

Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.»

Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»

Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo.

Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»

Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espiritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.

Salmo

Un dia hablaste en visión a tus amigos:

«He ceñido la corona a un héroe,

he levantado a un soldado sobre el pueblo.»

«Encontré a David, mi siervo,

y lo he ungido con óleo sagrado;

para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga valeroso.»

«Él me invocará: "Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora";

y yo lo nombraré mi primogénito,

excelso entre los reyes de la tierra.»

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