"Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador"

san Juan (15, 1-8)

"Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador"

Redacción Religión

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Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20:

Hermanos: Yo he muerto a la ley por medio de la ley, con el fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.

Salmo

Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11

R/. Bendigo al Señor en todo momento

Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulte al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

El afligid invocó al Señor,

él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa en torno quienes lo temen

y los protege.

Gustad y ved qué bueno es el Señor,

dichoso el que se acoge a él. R.

Todos sus santos, temed al Señor,

porque nada les falta a los que lo temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los qu buscan al Señor no carecen de nada. R.

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