La oración del día: Nuestra Señora la Virgen de la Merced

El nombre de esta advocación mariana alude a la misericordia de Dios con sus hijos, que nos ha dejado en la persona de la Virgen María una auténtica madre

La oración del día: Nuestra Señora la Virgen de la Merced

Redacción Religión

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La presencia de las conmemoraciones marianas dentro del calendario cristiano, son continuas. En ellas se muestra la Ternura de la Madre para hacer eficaz el Plan de Dios en el género humano. Por eso cada 24 de septiembre, por ejemplo, recordamos a Nuestra Señora La Virgen de la Merced. Según relata una vieja tradición, la Virgen se apareció a la vez a Jaime I el Conquistador, a San Raimundo de Peñafort y a San Pedro Nolasco.

También pedirá su colaboración en este designio divino a San Ramón Nonato. En esta manifestación, la Madre de los afligidos encomendó a los tres la misión de liberar a los cautivos que habían caído en poder de los herejes. Esta petición cristaliza en el inicio de la Orden de los Mercedarios, quienes en un principio, su carisma, propiamente dicho es redimir a los esclavos, devolviéndoles la libertad y, por lo tanto, la dignidad de hijos de Dios.

Un objetivo que compartían también los religiosos trinitarios. Posteriormente el carisma se extendió a la pastoral penitenciaria como sucede en esta Orden actualmente. También es el comienzo del culto a esta Advocación Mariana, que encuentra su expansión por toda la Iglesia, especialmente a partir del siglo XVII.

María, refugio de los necesitados, es fiel reflejo de la misericordia de Dios, que, nos invita a liberarnos del pecado, raíz de todos los males. Para ello nos ofrece el amparo de María, madre suya y Madre nuestra. La Virgen de la Merced que se celebra en este día del santoral es la Patrona de los presos e inmigrantes. En España ostenta el Patronazgo de las Instituciones Penitenciarias. También se le llama a esta advocación de la Virgen María, Nuestra Señora de la Misericordia.

Oración

María, Merced de Dios, regalo de Cristo a los hombres. La Trinidad Santa te envió a Barcelona, mensajera de libertad y misericordia, para, por medio de Pedro Nolasco, mostrarte corredentora, mediadora, Madre de todos, ternura de Dios para los pobres.

Madre de la Merced, enséñanos a valorar nuestra fe cristiana, haznos capaces de amar con caridad mercedaria, conviértenos en portadores de paz.

Que tus besos derritan la violencia que nos envuelve, hasta que recuperemos, en tu regazo materno, la ilusión de familia, transformado el mundo en un hogar.

Bendice esta ciudad tuya, que te proclama patrona y princesa y gusta, enamorada, de llamarte madre.

Amén.