La oración del día: San Pantaleón

Según la tradición cristiana, el fallecimiento tuvo lugar bajo una higuera seca, que floreció al recibir la sangre del mártir luego de ser decapitado

La oración del día: San Pantaleón

Redacción Religión

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Hoy la Iglesia nos presenta a San Pantaleón que pasó por un verdadero valle con espinas hasta encontrar la senda de la Vida. Natural de Nicomedia nace en el año 305 dentro de una familia muy variopinta ya que el padre era pagano y su madre seguía la Buena Nueva del Evangelio.

Su oficio era la medicina y atendió personalmente al Emperador como médico personal. Si por algo se caracteriza su trayectoria hacia Dios es porque su corazón se asemejaba a esa Semilla que propone el Señor y que cae a distintos niveles dando frutos variopintos y no siempre los esperados. Por eso tuvo algún acercamiento a la Fe gracias a su madre, pero enseguida se dejó llevar del paganismo hasta que un cristiano llamado Hermolaos logró la plena conversión de Pantaleón a la causa del Señor Jesús.

La envidia poco a poco se iba encaramando en quienes le veían, que estaban dispuestos a poner fin a su vida. Denunciado, precisamente, por algunos médicos como cristiano el Emperador intentó salvarle en atención a que le curó varias veces, pero al final la cobardía del magnate, el mal de sus enemigos y la cobardía de otros allegados que prefirieron dejarle a su suerte antes que perder prestigio, o morir, llevó a Pantaleón a ser decapitado por su condición de discípulo de Cristo.

Una reliquia con su sangre se conserva en el Real Monasterio de la Visitación del Madrid de los Austrias que cada 27 de julio, día de su fiesta, se vuelve líquida de sol a sol. Y muchos devotos son los que acuden a presenciar este milagro y a orar dando gracias a Dios por tan gran prodigio.

Oración

Oh bendito y bienaventurado san Pantaleón,

mártir por amor a Dios y médico por amor al prójimo

que hiciste tanto bien cuando estabas en la tierra

sanando enfermedades y padecimientos

a quien a ti llegaba y solicitaba tu ayuda,

hoy invoco con fe y esperanza tu glorioso nombre

pues sé que Dios te concedió el don

de ser nuestro valioso y poderoso mediador,

y a través de ti, desde las Alturas,

concede numerosos milagros y obra maravillas

en favor de los enfermos.