La oración del día: San Severino

Su presencia es respetada tanto por los romanos idólatras como por los bárbaros arrianos

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Redacción Religión

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Hoy conmemoramos a San Severino, que se enriqueció de estos dones que trae el Verbo de Dios hecho Carne que planta su tienda entre nosotros. De origen y familia desconocidos, su primera aparición se sitúa en la provincia romana del Nórico, entre las actuales Baviera y Hungría, en torno al siglo V.

Por entonces la invasión bárbara con sus costumbres paganas, se hacía fuerte ante el Imperio cada vez más debilitado. Asia, quiere tomar la sapiencia y la cultura de Europa. Entre tanta ostentación, nuestro Santo vive en la más absoluta pobreza, llevada con humildad y sencillez. Esta situación de entrega y sacrificio se acentúa más en él cuando acechan las guerras y contiendas entre los pueblos.

Pero también es firme en sus predicaciones y denuncias de las situaciones creadas, asegurando que todo eso atenta contra Dios y la sdignidad de las personas. La caída de Roma y sus consecuencias, le sirven para hacer hincapié en el juicio justo de Dios. Así exhortará a la penitencia y a la conversión a orillas del Danubio. El ejemplo de Nínive le sirve para vestirse de sayal ante la impiedad existente.

Los milagros que realiza le aumentan la fama de la que él rehuirá, viviendo aquello que dice el Salmo “No a nosotros Señor no a nosotros, sino a tu Nombre da la Gloria”. Su presencia es respetada tanto por los romanos idólatras como por los bárbaros arrianos. Aprovecha la situación creada para fundar monasterios. Morirá en uno de ellos en enero del año 482. San Severinio dejó una huella profunda en la zona del Danubio donde dio testimonio del Evangelio.

Oración

Oh Dios, que has mirado con agrado a los corazones de aquello que te han servido con fidelidad en este mundo, te pedimos que, por la intercesión de San Severino de Nórico, a quien favoreciste, entre otras cosas, el don de la profecìa y de la sanación, que abras nuestros corazones a Ti.

Y a ti, San Severino, ruega por nosotros para que Dios pueda concedernos el don del verdadero del conocimiento de la Fe.

Amén

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