La oración del día: Santa Catalina de Alejandría
La devoción a Santa Catalina tomó tan vastas proporciones en Europa después de las Cruzadas que recibió brillo adicional en Francia a principios del siglo XV
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Hoy nos acercamos hasta Santa Catalina de Alejandría que profundizó en este saber. Su vida se centra en torno al siglo IV.
De origen noble, destaca por su extremada belleza y por su gran amor a la sabiduría con grandes deseos de estudiar y saber más, teniendo su residencia en Alejandría. El estudio de la Filosofía, le lleva a conocer el cristianismo, mostrando curiosidad por la Doctrina de Cristo. Del conocimiento pasa a la Profesión Solemne, tras tener un sueño en el que se le aparece la Virgen con el Niño Jesús, animándole a bautizarse. En el sueño la Señora le dice: “Catalina eres del agrado de mi Hijo por buscarle, pero si de veras quieres ser suya recibe el Bautismo”.
Ya es cristiana y se muestra dispuesta a defender al Señor. Por entonces Maximino Daia se abandera como gran Emperador de Occidente. Pero su forma de proceder le hace abominable a los ojos de Dios. Y será la propia Catalina quien, impulsada por Dios se acercará a recriminarle su pecado. Maximiano le lleva ante un círculo de filósofos paganos a los que ella confunde y les hace abjurar de sus errores reconociendo el cristianismo como la Única Doctrina Verdadera y capaz de colmar las aspiraciones de todo hombre.
Al ver que su treta no daba resultado, trató de convencerla a base de promesas y halagos sin obtener resultados porque Catalina se agarraba más al Señor Jesús. En un arrebato de ira, ordena que sea llevada a una rueda con grandes cuchillos, pero en el momento del suplicio, todos los puñales saltan y se rompen sin lastimarla. Por este motivo será condenada a morir decapitada, dando testimonio supremo de su Fe. Es la Patrona de los filósofos.
Oración
Gloriosa Santa Catalina de Alejandría, portento de sabiduría y elocuencia.
Quisiéramos parecernos a ti en ese conocimiento admirable de las ciencias
y de la fe para ser testigos de Jesús en el mundo.
Alcánzanos esa fe y esa ciencia para que seamos siempre capaces de dar razones de nuestra creencia
y también de nuestra esperanza.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.