La oración del día: San Ramón Nonato

Gracias a una profunda amistad con Pedro Nolasco, empezó a plantearse una vocación al sacerdocio

La oración del día: San Ramón Nonato

Redacción Religión

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Hoy celebramos a San Ramón Nonato, que sintió una especial protección divina para llevar una vida de entrega total. Nacido a comienzos del siglo XIII, recibe este sobrenombre de Nonato porque le sacaron del seno materno, una vez había muerto su madre.

El Señor desde sus planes sabía perfectamente lo que iba a hacer con aquel alma buena. Desde pequeño da muestras de un gran amor a la Virgen visitando frecuentemente la Ermita de San Nicolás. Por entonces su padre le pone al frente de sus posesiones, pero él, gracias a una profunda amistad con Pedro Nolasco, empieza a plantearse una vocación al sacerdocio. En una segunda misión de administrar más bienes paternos, él siente que la Virgen le pide su servicio en la Orden de la Merced.

La Reina del Cielo le pone al corriente de que también iba a tener como compañeros en esta tarea a San Raimundo de Peñafort y al monarca Jaime I, el Conquistador. Siguiendo la voz de la Providencia ingresa en este carisma, ordenándose sacerdote. Pronto marcha a tierras de África a liberar a los cautivos, característica propia de los mercedarios. Su anhelo por servir a Dios en los demás, le hace ponerse en el puesto de algunos presos para redimirles.

Una vez vuelto a España, es nombrado Cardenal por el Papa Gregorio IX, quien el reconoce sus méritos por vivir las virtudes en grado heroico. Sin embargo, cuando marcha a Roma, no le da tiempo ya que antes, incluso, de los cuarenta años, muere, en medio de un clamor popular que le reconoce como Santo. Sus restos fueron sepultados en la Iglesia de San Nicolás en Portell.

Oración

¡Oh! Glorioso San Ramón, a cuyo poder sometió Dios la tierra y los elementos,

la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, hallando en vuestra poderosa intercesión,

abogado las doncellas, sucesión las casadas, defensa los que se ven calumniados,

cosecha los labradores, puerto los náufragos, redención los cautivos,

vista los ciegos y fin todos los males; por aquel vuestro ardiente deseo de recibir el Santísimo Sacramento,

que obligó a Jesucristo a daros de sus benditas manos la sagrada Comunión,

os suplico intercedáis por mí para que merezca frecuentar este celestial convite,

y recibirle por Viático al fin de mi vida,

y sobre todo que pueda obtener la gracia especial que os pido y la eterna felicidad de la gloria.

Amén.

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