La oración del día: Santa Engracia
Su vida transcurre en torno a los tiempos de Diocleciano que quiere unificar religiosamente el Imperio, después de lograr la unidad política, social y territorial
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Hoy celebramos a Santa Engracia, mujer muy relacionada con los santos que lavan sus vestiduras en el Cordero que ha dado la Sangre por ellos. Su vida transcurre en torno a los tiempos de Diocleciano que quiere unificar religiosamente el Imperio, después de lograr la unidad política, social y territorial. Para lograr este objetivo, lucha para hacer desaparecer el cristianismo. Entre los lugartenientes que nombra se encuentra Daciano en Hispania. Y aquí es donde entrará en escena Engracia que viene a desposarse desde Las Galias hasta la Península.
Al llegar a Zaragoza, se entera de las barbaridades del Prefecto y, sintiendo el impulso del Espíritu, se presenta ante él, recriminándole la crueldad con que trata a los seguidores de Cristo. El Procurador se enfrenta a la doncella en un tenso debate, cuando ésta le asegura que el Dios de Jesucristo es el Único Verdadero, mientras los ídolos romanos son hechura de manos humanas y, por lo tanto, meras figuras de piedra.
Esto recrudece la conducta de Daciano quien intenta prometer la felicidad a Engracia si accede a reconocer la religión imperial, renegando de la Fe que hasta ahora había profesado. Sin embargo, la firmeza de la Santa y su corte, le endurece el corazón, hasta el punto de mandar azotarles, infringiéndoles multitud de tormentos hasta que entreguen sus almas al Cielo que Cristo les ha prometido al participar de su Misterio Pascual.
¡Oh Dios providencial!
Tú que nos diste a Santa Engracia
como testimonio de fe y fortaleza.
Haz que nosotros tengamos fe en ti
y tengamos también fortaleza
para afrontar las barreras de cada día.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén.