El adolescente que alcanzó la madurez en la fe a los 15 años

La claridad del Señor en el Evangelio es evidente cuando advierte del cuidado que hay que tener con los niños para no escandalizarles. Y destaca la importancia de hacerse como niños de Espíritu para heredar el Reino de los Cielos. Sólo de los que son como ellos es la Heredad del Premio Eterno. Hoy la Iglesia nos presenta a Domingo Savio, Santo vinculado a la Congregación salesiana.

Es increíble la madurez que Dios encuentra en aquellos niños que, sin ser adultos, logra que vivan la vida espiritual de una manera especial. Nacido en 1842, desde niño tuvo gran amor a Cristo Eucaristía. La Primera Comunión la realiza a muy temprana edad. Esto no era usual, pero se podía dar un permiso especial para realizarla.

Con tan solo once años se encuentra con San Juan Bosco y queda marcado por la santidad del fundador de los salesianos. También Don Bosco destaca las virtudes del pequeño. Domingo entendió en este periodo que la Fe conlleva vivir la vida con alegría. Poco después con un grupo de compañeros jóvenes funda la Compañía de la Inmaculada cuyo carisma es el apostolado entre los compañeros.

Se trata de una preocupación por aquellos que pueden caer en la delincuencia o en el alejamiento de la Fe. Es como un grupo salesiano en pequeño. De aquí toma algunos chicos Don Bosco para formar el primer núcleo de los salesianos. Es como el nutriente que va a mostrar la mano de Dios que coge a lo que no cuenta para anular lo que cuenta. Esa sencillez acompañaría a Domingo Savio en su corta vida como fueron quince años, pero los suficientes para ver la madurez de alcanzar la vida en plenitud. Savio muere en el año 1857.